Levantamiento del piso de concreto de la Plaza de Armas de Trujillo. [Foto: Johnny Aurazo]
Levantamiento del piso de concreto de la Plaza de Armas de Trujillo. [Foto: Johnny Aurazo]


Por Gerardo Cailloma

En Trujillo ha surgido una ola de indignación debido a la remodelación de la Plaza Mayor, que empezó el 4 de agosto. Sin embargo, el proyecto data del 2014, y la anterior gestión municipal lo divulgó por diversos medios. La inversión fue aprobada en diciembre del 2016, dentro del presupuesto participativo del 2017. ¿Por qué ahora se da el rechazo?

     A mi entender, por tres factores: una débil difusión previa por parte del actual gobierno municipal, que reaccionó tarde a la hora de informarnos sobre la necesidad de ejecutar esta obra por su propia naturaleza fiscal. Otro factor es coyuntural: recordemos que en marzo último se dio El Niño costero. Trujillo fue golpeado por siete huaicos. Por último, la campaña electoral municipal del año entrante, ocasión aprovechada por diversas tiendas políticas para convertir cualquier circunstancia en malestar ciudadano. Muchos antagonistas políticos han creado ruido con declaraciones que no se ajustan a la verdad.

     Aclaraciones:
     • La partida presupuestal de esta obra no puede destinarse a otra. De no ejecutarse, el dinero retornaría a la instancia mayor. Vale aclarar que el destino inadecuado de estos fondos implicaría delito de malversación. Sí existe un presupuesto para la refacción del pavimento de avenidas y calles.

     • El proyecto interviene el piso de cemento colocado hace 70 años, aproximadamente, el cual es lustroso y presenta numerosas y peligrosas grietas. Con la lluvia, el piso se torna resbaladizo.

     • Está previsto reparar —no reemplazar— las dañadas bermas, farolas y bancas, algunas de las cuales están colapsadas (son de mármol, pero no históricas), y mejorar la iluminación.

     Esperamos que la remodelación preserve el carácter único de la Plaza Mayor.

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