Para Emmy Taboada (15), contemplar a la muerte en los ojos de su pequeño shih tzu, Nene, es cosa de todos los días. Él se yergue alegre sobre el mueble del televisor, como si todavía nadie le hubiese dado la noticia de su deceso (ocurrido hace dos navidades). Si el cuerpo del perro ha logrado mantenerse estos años es gracias a que Emmy decidió taxidermizarlo. La opción puede no ser la más usual, pero ha ayudado a la joven a enfrentar la pérdida de su ser querido.
Otros también optan por atesorar el recuerdo, pero lo prefieren un poco más lejos de su hogar. Es el caso de quienes deciden enterrar a sus mascotas en El Bosque del Amigo Fiel. Aunque no todos los dolientes vuelven luego a visitar a las tumbas, Wilber Flores –uno de los dos guardianes del lugar– los observa a veces llevándoles flores de plástico o ricocan. Algunos van acompañados de los más pequeños de la casa, y aprovechan la ocasión para recordarles que los animales también merecen respeto.
Para el psicólogo Diego Guerrero, el luto por el que pasan quienes pierden a sus animales puede ser igual de fuerte que el que se siente por una persona. Él considera que entierros, cremaciones y la taxidermia pueden ayudar a lidiar con la tristeza.
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Mañana: Visitamos #Chulucanas para retratar cómo se vive en una de las ciudades más sofocantes del país. pic.twitter.com/q6TenNjT3X
— Revista Somos (@SomosElComercio) February 19, 2016
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