¿Cómo operan las empresas que secuestran niños por encargo?
¿Cómo operan las empresas que secuestran niños por encargo?
Gabriela Quevedo C.

El estadounidense Dustin Kent ha sido acusado de contratar a una empresa internacional para secuestrar a su hija de 5 años en , Lima, la noche del miércoles.   

Horas después, la policía ubicó en San Bartolo el carro donde escapaban los sujetos, recuperó a la niña, detuvo a su padre y a otro extranjero.

► A continuación, reproducimos un reportaje que publicamos en el 2014 sobre cómo operan estas empresas dedicadas al secuestro de menores por encargo de uno de sus padres:   

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Mis hermanos duermen en el asiento trasero. En unos minutos tendré que despertarlos, ya casi llegamos al colegio. ¿Qué pasó? Mi papá acaba de frenar en seco. Tres vehículos nos cierran el paso. Varias personas bajan de una camioneta, pero solo una mira fijamente a mis hermanos... Es mi mamá.

Tal vez eso fue lo que cruzó por la mente de uno de los tres hijos de padre ucraniano y madre holandesa que recorrían una calle belga en el 2003. “El padre se llevó a los menores pese a que la custodia era de la madre”, cuenta a El Comercio, Anselmo Llobera, director del Centro Experto Internacional en Secuestro de Menores (CEIS). Él fue quien lideró la operación para recuperar a los niños y él también vivió en carne propia el mismo drama de aquellos padres.

Los dos hijos de Llobera fueron sustraídos por su pareja de origen dominicano y llevados de Holanda a Centroamérica y de allí a Nueva York. “Un día me llamaron del colegio y me dijeron que los niños no habían ido tres días seguidos, entonces me puse nervioso. Nosotros ya no vivíamos juntos, así que fui a la casa a ver qué había pasado. Y la casa estaba vacía, ni siquiera había muebles. Entonces hice lo lógico, busqué a la policía y puse una denuncia”.

Eso ocurrió en 1999. Ese año, este ingeniero informático de madre holandesa y padre español fundó el CEIS en La Haya. Hoy recibe cerca de 250 solicitudes de recuperación de menores cada año. Entre llamadas telefónicas o correos electrónicos de padres con quienes tiene empatía, pues, al igual que él, también quieren recuperar a sus hijos a toda costa.

Pero regresemos a esa mañana del 2003 en una calle belga, donde Llobera y otros tres sujetos bloquearon el auto de un padre que llevaba a sus hijos al colegio y armaron una pared humana para permitirle a la madre colocar a los niños en una camioneta y darse a la fuga. Por esa operación Llobera recibió una orden de  extradición desde Bélgica. ¿El cargo? Se lo acusó de liderar una banda de secuestro de menores. “Entonces paramos con este tipo de rescates ilegales, porque, hay que ser sinceros, era ilegal”, reconoce Llobera, quien antes de dársela de justiciero había incursionado en el negocio de la gastronomía y tenía su propio restaurante.

El director del CEIS asegura que ya no realizan más interceptaciones y cierre de vías (modalidad que emplearon abiertamente entre el 2001 y 2003, años en los que probaron todo tipo de métodos que pudieran resultar exitosos). Ahora manejan el recurso de la negociación. Y si bien puede sonar más diplomático, la técnica puede ser igual de indignante que aquel rapto practicado en Bélgica. 

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EL CAMINO DE LA CORRUPCIÓN

“El método de la negociación se practica en países como los africanos o estados musulmanes, donde uno casi está obligado a negociar con las autoridades, sea la policía o un juez”,  detalla el director del CEIS. “La negociación puede ser conseguir una cosa más rápido por amistad o porque la autoridad quiere enseñar que ella manda, aunque también, de vez en cuando, hay gente que es fresca y solo quiere ver algo de dinero. Si no lo hacemos, no ayudan”.

El centro, que trabaja con cinco juristas internacionales a quienes les toca una región en el mundo de acuerdo al caso, realiza entre 10 y 15 operaciones al año. Al menos en uno o dos de estos casos, el CEIS emplea el método poco ortodoxo de fundirse en la corrupción del país para lograr su objetivo. El mismo Llobera asegura que así proceden desde 1999, y reconoce un mínimo de 15 y un máximo de 30 casos en los que han tenido que corromper a las autoridades.

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HOLA NECESITO SU SERVICIO

Por más que todo esto parezca una práctica lejana, lo cierto es que el CEIS también ha pisado suelo peruano. Hasta el momento han intervenido en al menos tres casos y la responsabilidad ha recaído en el abogado Luis Serrano, un peruano que compone el equipo de juristas del centro y es responsable de la oficina en Iberoamérica. “Yo no soy un personaje estable, porque en el centro se trabaja con personal que es llamado por casos”, indica Serrano a El Comercio. El abogado aclaró varias veces durante la entrevista que su intervención ha sido siempre bajo el cumplimiento de la ley. Sin embargo, enfatiza que “la frontera entre lo legal e ilegal para recuperar a un niño es muy tenue”.

¿Hay algún marco legal que ampare a este centro?, se preguntará usted. Pues sí. El 25 de octubre de 1980 se estableció la Convención de La Haya sobre los Aspectos Civiles de la Sustracción Internacional de Menores, que tiene como objeto asegurar la restitución inmediata de los niños, niñas o adolescentes, trasladados o retenidos ilícitamente. El Perú es uno de los países firmantes de este convenio y por ello el CEIS puede actuar aquí.

Sin embargo, luego del susto del 2003, el CEIS ha concentrado sus esfuerzos en tres objetivos. Primero: buscar una conciliación previa con el padre o madre infractor (es lo ideal, pero lo menos frecuente). Segundo: proceder con una restitución legal amparada en la convención de La Haya, y luego con un proceso judicial en el que se dispute la custodia (se prefiere evitar esta vía por ser la más larga y tediosa).

Y, por último, optar por aquello que Serrano denomina un caso de laboratorio: “Es una acción rápida, en donde nosotros guiamos al cliente. Por ejemplo, digamos que la madre se llevó a los niños a México, y el padre los ubica y aparece. La madre en su culpabilidad seguro no dirá nada y accederá al pedido del padre de llevárselos a comer algo. Entonces en ese segundo de confianza, él toma a los niños y cruza la frontera de regreso a EE.UU. No va a pasarle nada, es su derecho, él no ha sido infractor”, detalla Serrano, quien trabajó  para el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables como abogado litigante de padres extranjeros que fueron víctimas de la sustracción de su menor. 

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EL GRIS DE LA LEY

María Barletta, docente especialista en derecho del niño y adolescente de la PUCP, considera que agencias como el CEIS operan desde vacíos legales. “Un padre no comete el delito de secuestro cuando se lleva a su hijo, pero sí hay un delito de lesión si se emplea violencia y se arriesga la integridad del menor”, afirma la letrada. Y añade que aún falta aclarar si los ejecutores de una operación que simula un secuestro están o no cometiendo este delito.

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