En 56 días los limeños definiremos quién liderará la ciudad y, como la mejor forma de decidir nuestro voto es estar informado, hoy iniciamos una serie de especiales en los que se hará un diagnóstico de los principales problemas y retos de Lima. En esta primera entrega, abordamos el transporte. Luego, evaluaremos la seguridad, zonificación, ambiente, finanzas y cultura. Todo esto porque el 5 de octubre usted decide.
MARTÍN ACOSTA GONZÁLEZ (@martiacosta)
Jair Núñez vive en el Callao, pero trabaja en La Molina. Pasa hasta tres horas y media al día en una cúster. Soporta el tráfico de la hora punta, suma minutos de estrés, sacrifica tiempo con su familia, viaja incómodo e invierte entre S/.5 y S/.6 para movilizarse. Jair paga el precio de la distancia, pero sobre todo las consecuencias de un sistema de transporte caótico e informal.
De los casi 17 millones de viajes motorizados que se producen a diario en Lima, el 75% se realiza en transporte público. Así lo revela un estudio que hizo en el 2013 la Agencia de Cooperación Internacional del Japón para el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC). La cifra representa, por sí sola, una oportunidad que hasta hoy se ha desaprovechado.
Los viajes que el grueso de la población realiza ocurren entre la incomodidad, el tráfico, la contaminación, el maltrato y la inseguridad, un diagnóstico, que, traducido en números, genera una pérdida de US$7.000 millones al año, según la organización Transitemos.
El perjuicio económico se concentra en pérdidas de tiempo, accidentes, enfermedades, mayor gasto de combustible y disminución de la productividad, entre otros factores.
“Lima posee una característica envidiable frente a otras ciudades. Mientras que en otros lugares se busca reducir el porcentaje de viajes en autos particulares, aquí ya es una realidad. El problema es que ahora se hace en condiciones precarias”, señala a El Comercio José García Calderón, coordinador técnico del Plan Metropolitano de Desarrollo Urbano de Lima y Callao (PLAM 2035).
Hoy la flota del transporte público es de 31.500 unidades (combis, buses, cústeres y microbuses), repartidas en 559 rutas cuyos recorridos se superponen en más de 38 mil kilómetros.
La Gerencia de Transporte Urbano de Lima (GTU), responsable de ordenar el transporte público en la capital, estima que por ella circulan 200 mil taxis.
Si sumamos autos particulares y camiones de carga, el parque automotor llega a 1’400.000 vehículos, según la Asociación Automotriz del Perú. Eso explica por qué un viaje promedio tarda 45 minutos y a una velocidad de apenas 17 km/h.
La reforma del transporte, impulsada por la Municipalidad de Lima, contempla contar solo con 16.500 vehículos, para lo cual se eliminará el modelo afiliador –aquel en que el 80% de las empresas no son dueñas de sus unidades–, se retirarán los buses viejos y se acabará con la superposición de rutas. El presidente de Pro Transporte, Gustavo Guerra García, señala que el proceso vería sus primeros frutos en el 2015. “Apuntamos a un sistema único con integración: física [empalmes de rutas], del medio de pago y tarifaria”.
Jorge Ruiz de Somocurcio, arquitecto y columnista de El Comercio, opina que para modernizar el transporte es vital crear una autoridad única. “Debe encargarse de regular, dictar normas, vigilar y sancionar. Que agrupe todos los sistemas de transporte y posea un plan a largo plazo”. Esta debe convocar a todos los actores: los municipios de Lima y Callao, la Policía de Tránsito, el MTC e incluso la empresa privada.
DIFERENCIAS EN LA CIUDAD
En transporte Lima está como el fútbol peruano, en la cola de América y peleando las últimas posiciones por falta de visión, de liderazgo y políticas de Estado. Cuando no vamos al Mundial, nos ponemos tristes. El caos del transporte representa vidas, pérdida de dinero, tiempo, etc.”, señala Luis Gutiérrez, ex viceministro de Transportes y hoy secretario general de la Asociación Latinoamericana de Sistemas Integrados y BRT.
Gutiérrez hizo esta comparación en la Cumbre de Ciudades Líderes en Movilidad Sustentable de América Latina, desarrollada esta semana en Lima y a la que acudieron líderes de la región en transporte. “Estos países nos han sacado años de ventaja, porque ya cuentan con sistemas masivos y modernos”.
El PLAM 2035 también propone romper la dependencia del centro de la ciudad y crear polos económicos, un tema vital para las ciudades modernas.
“Las vías convergen en el área central y se producen múltiples conflictos urbanos. Si eso cambia, podremos equilibrar las condiciones de vida de los limeños, que ahora son muy dispares. Solo un tercio de ellos, aquellos que viven en la Lima tradicional, tiene todo a la mano. Los que están en el sur, norte o este tienen más desventajas”, sentencia García Calderón.
El Centro de Lima es un ejemplo del caos. Según la GTU, siete de cada diez vehículos que circulan por estas calles son taxis. Lo peor es que seis van vacíos.
Desde el 1 de julio la GTU multa a los taxis que no estén inscritos en su padrón ni tengan las franjas a cuadros, el casquete y un letrero con los datos de la unidad y el chofer. Aunque hay 120 mil taxis inscritos formalmente en el municipio de Lima, hoy circulan 200 mil.
La ausencia de una autoridad única y un orden permite que, por ejemplo, el Callao les entregue permisos paralelos.
AUDIENCIA ELECTORAL DE EL COMERCIO
El próximo miércoles los técnicos de los 13 partidos que postulan a la Municipalidad Metropolitana de Lima presentarán en la sede de El Comercio sus planes de gestión sobre el transporte. Diez especialistas independientes analizarán sus propuestas. El sábado 16 publicaremos los resultados.
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¿Qué es lo que piensan los limeños sobre el transporte en Lima?