(Archivo El Comercio)
Canción criolla: multitudinarias despedidas a nuestros íconos
Redacción EC

Son íconos de la y nos abandonaron hace algunos años pero sus multitudinarias despedidas fueron tan emotivas como el importante legado cultural que dejaron.

LUCILA CAMPOS
Lucila Campos, una de las voces más representativas de la música peruana, falleció la mañana del lunes 12 de diciembre del 2016 a los 78 años de edad, tras ingresar de emergencia al Hospital Rebagliati.

 Populares figuras de la música criolla asistieron al velorio de Lucila Campos, en la sede de la Biblioteca Nacional del Perú, en el distrito de San Borja, donde se vivió una fiesta criolla en honor a la cantante.

El ataúd de la cantante fue cubierto con una bandera peruana y junto a este, sus familiares colocaron una fotografía de su hijo, Peter Ferrari, quien falleció el 2015. Los restos de la cantante fueron llevados al crematorio del camposanto de Huachipa.

ARTUVO ‘ZAMBO’ CAVERO
Murió un 9 de octubre de 2009. Tenía 68 años de edad y 130 kilos de peso. La despedida del cantante y músico también fue multitudinaria.
Los restos del cantante Arturo ‘Zambo’ Cavero fueron enterrados a ritmo de guitarra y cajón en el cementerio Jardines de la Paz de La Molina y en medio de un hondo pesar de sus familiares, amigos cercanos y admiradores que recordaron la calidad personal y artística del popular intérprete.

El ataúd con los restos de quien vida fue el intérprete de los conocidos temas “Contigo Perú” y “Olga”, llegaron al sepulcro sobre los hombros de los miembros de la cuadrilla N°1 de la Hermandad del Señor de los Milagros, a la que el cantante criollo también perteneció.

Horas antes, el féretro había abandonado las instalaciones del Museo de la Nación, donde fueron velados sus restos desde el jueves. El ataúd fue llevado al templo de Las Nazarenas donde se celebró una misa en su honor y posteriormente trasladado en un carruaje colonial a la Municipalidad de Lima, a Palacio de Gobierno y al Congreso de la República, donde se le rindieron sendos homenajes.

El presidente Alan García lo condecoró póstumamente con la Orden del Sol del Perú en el Grado de Gran Cruz, la máxima condecoración que el Gobierno otorga a las más destacadas personalidades del país y del exterior.

ÓSCAR AVILÉS
Óscar Avilés fue sepultado en el cementerio Baquíjano y Carrillo del Callao. El camposanto lució abarrotado de personas que querían acompañar al músico en su último adiós.

La lápida de Óscar Avilés fue colocada en el primer patio del cementerio chalaco, cerca de la tumba de la representativa familia Sarmiento y donde también reposan los restos de los padres de "la primera guitarra del Perú".

Lucy, la esposa de Avilés, y sus hijos, encabezaron el cortejo fúnebre que comenzó con una jarana criolla a cargo de Juan Sotomayor, alcalde del Callao, quien se encargó de cantar algunos valses en honor del músico.

‘PEPE’ VÁSQUEZ
A ritmo del "Jipi jay" fueron enterrados los restos del cantante criollo Pepe Vásquez, quien falleció debido a una infección generalizada, tras una larga lucha contra la diabetes.

Acompañado de un mar de gente, los restos de Pepe Vásquez fueron trasladados de la sala Nasca del Museo de la Nación al cementerio Padre Eterno, en El Agustino.

LUCHA REYES
Fue un miércoles 31 en el que Lucha Reyes partió a la eternidad para hacer de su voz una leyenda. La ‘Morena de Oro del Perú’ quedó inmortalizada en canciones como “Regresa” o “Mi propiedad privada”, que se cantan hasta las lágrimas en nuestros días.

Regresa clamaban quienes la lloraron en “El sentir de los barrios” y durante las tres horas que duró la fúnebre caminata que iba desde la Iglesia San Francisco hasta el cementerio El Ángel. Regresa. Pero aquella negra de oro, de grandiosa voz y cuerpo endeble había partido la mañana del 31 de octubre de 1973, como para hacerle justicia al Día de la Canción Criolla.

CHABUCA GRANDA
María Isabel Granda y Larco, nuestra querida Chabuca Granda, falleció el 8 de marzo de 1983. Su música y sus recuerdos jamás han dejado de sonar. En el Perú y el mundo ella sigue viviendo.

El 10 marzo de 1983, Lima se alborotó. A las 7 y 30 de la mañana llegaron los restos de la cantante; muchos de sus compañeros músicos y una gran cantidad de público fue a recibirla. Los gestos de cariño y gratitud no se hicieron esperar, el presidente Fernando Belaunde Terry y su esposa Violeta enviaron sus condolencias a la familia, y es que todos la querían.

El Convento de los Descalzos la esperaba, con un apesadumbrado público que le rindió homenaje, bajo el fondo musical de la “misa criolla” que Chabuca compusiera para el matrimonio de su hija. El recorrido tenía como parada final el Cementerio El Angel, donde ahora descansa junto a la tumba de sus padres.

FELIPE PIGLO
En la madrugada del 13 de mayo de 1936 dejó de existir Felipe Pinglo Alva, el más importante exponente del vals criollo e iniciador de un nuevo período para la canción peruana. No obstante sus composiciones solo tuvieron difusión cuatro años después de su muerte, interpretados en callejones y jaranas criollas.

Pinglo fue un visionario y se adelantó a su tiempo componiendo valses inmortales como “El Plebeyo”, “La oración del labriego”, “Sueños de opio”, “Porfiria” y muchos otros que, según el historiador Jorge Basadre, reflejan “las tristezas y alegrías del alma mestiza que buscaba su propia expresión”.

Sus restos mortales descansan hoy en el cementerio Presbítero Maestro. Sin embargo, su inmortalidad yace en su proeza: la de haberse convertido en una de las mejores expresiones del criollismo para las nuevas generaciones y ser proveedor de un legado inquebrantable hasta nuestros días.


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