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El último gran terremoto que afectó Lima ocurrió en 1974. En las cuatro décadas que han pasado desde entonces, la capital del país ha crecido considerablemente, pero de forma desordenada. Los especialistas advierten que ante un posible terremoto como el ocurrido ayer en México, los daños serían catastróficos.
El ingeniero Carlos Zavala Toledo, investigador del Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (Cismid) de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), indicó que de ocurrir un sismo de magnitud 7,8 en Lima, el 60% de viviendas sufrirían algún tipo de daño estructural. “De estos, el 20% colapsaría por ser estructuras antiguas y autoconstruidas”, señaló.
Desde el laboratorio de estructuras de la UNI, se realizó un ensayo de cómo un sismo de gran magnitud dañaría las paredes de un edificio de cinco pisos. En América Noticias, se demostró que un muro reforzado sufría cientos de grietas. No obstante, los que más serían perjudicados estructuralmente son aquellos en los que las paredes fueron levantadas con ladrillos tubulares, también conocidos como ‘pandereta’.
“La gran mayoría de asentamientos humanos de Lima está construido con ese tipo de ladrillos porque a la gente las engañan. Los venden como un ladrillo competente cuando no lo es”, explicó a América Noticias.
En ese sentido, explicó que los ladrillos aptos para muros son los artesanales o los ‘king kong’ con 18 o 24 huecos.
Otro punto a tomar en cuenta es la cimentación de las viviendas. “Por tener suelos flexibles, (los distritos más afectados serían) Villa El Salvador, Chorrillos, parte de Barranco. Por el otro lado, Callao, Ventanilla, y también Comas, Independencia y Carabayllo que tienen gran cantidad de construcción informal”, agregó.
Ante esta situación, la gestión de desastres por parte del Gobierno central y las municipalidades es determinante para evitar muertes. En opinión del ingeniero Zavala, en este tema “México nos lleva 20 o 30 años de adelanto”.
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