Art Lima: ¿Cómo revolucionar una ciudad invirtiendo en arte?
Art Lima: ¿Cómo revolucionar una ciudad invirtiendo en arte?
Redacción EC

POR: ENRIQUE PLANAS

La revista "Time" ubica al empresario argentino de origen cubano en su lista de los 25 hispanos más influyentes de Estados Unidos. "Forbes", que le ha dedicado más de una portada, calcula su fortuna en 3,2 billones de dólares. Invitado en el 2015 por la Feria ART Lima, el empresario vino decidido a comprar arte peruano y se llevó las maletas llenas recorriendo las dos ferias abiertas en la ciudad. Miembro de la junta directiva de la Universidad de Miami y director del Festival Internacional de Cine que se realiza en esa ciudad, es un magnate que ha encontrado en el arte la herramienta para cambiar la dinámica de las ciudades.

Usted construyó su fortuna y su influencia en la ciudad de Miami a través de las inversiones en bienes raíces, donde descubrió que el arte podía convertirse en un impulsor del desarrollo urbano. ¿Cuál es la relación entre el arte y urbanismo?

No lo inventé yo. Desde los tiempos de los griegos, el arte ha tenido una presencia clave en los centros de las ciudades. En Italia, las grandes guerras entre los Médici y los Borgia se basaron en qué pintores auspiciaban, que museos tenían, que esculturas levantaban en sus ciudades. Lo que hicimos fue trasladar eso a la actualidad. Llevamos el arte a nuestros proyectos inmobiliarios para que las personas que compran sientan que no se trata de un proyecto comercial, sino estéticamente artístico. Por eso buscamos a los mejores arquitectos, interioristas y paisajistas del mundo, y la gente paga por eso. Y lo hacemos no solo en los apartamentos de 30 millones de dólares, sino también en la vivienda pública, donde artistas jóvenes han realizado proyectos icónicos en Miami. Ahora bien, también nos hemos involucrado en los vecindarios no solo con proyectos inmobiliarios...

Ejemplo de ello es el museo que lleva su nombre. ¿Cómo el PAMM revitaliza y establece nexos con el vecindario?

Siempre he sido un urbanista convencido de que la gente debe vivir en ciudades densas para eliminar los viajes en automóvil. Para que esa gran ciudad se desarrolle deben haber centros culturales accesibles al downtown. Por eso era muy importante hacer un museo en el centro de Miami. Todos los habitantes de los edificios que hemos hecho en el downtown pueden ir al museo caminando o en bicicleta. Y para la ciudad mayor, donde viven 8 millones de habitantes, el museo se vuelve algo muy importante, especialmente para la población infantil. Para mí, lo más lindo del museo es ver a los niños de las escuelas públicas recorriendo el museo y haciendo preguntas.

¿Cómo mezcla personalmente el negocio con la filantropía y el coleccionismo?

Todo tiene que ver con el trabajo. Cuando vengo a las ferias y compro, las curadoras me preguntan: ¿y eso a dónde va a ir? ¡Y yo no tengo la menor idea! Quizás sea para el museo o para un proyecto inmobiliario, ya veremos. Además de la colección que entregué al museo, debo tener mil y pico de piezas en la casa, en la oficina y en los proyectos. Muchas van a ir al museo, pero antes pueden instalarse durante años en un proyecto. Yo mezclo el mercadeo con el arte.

En la inauguración de Art Lima 2015, donde usted hizo la primera compra, se decidió por la obra fotográfica del peruano Javier Silva. ¿Qué le atrajo de su trabajo?

La verdad es que tengo un gusto tan extraño y tan variado que no podría decir si me gusta lo abstracto, lo conceptual, lo figurativo. De todos modos, con esa variedad, me gusta comprar cosas que expresen al país. En las fotografías de Silva, me encantan las imágenes de indígenas, los pescados amazónicos, el blanco y negro. Siento que es algo netamente peruano. Viendo esas fotos siempre voy a pensar en el Perú. Antes de comprarlas, enseguida empiezo a llamar a la curadora del MALI, al presidente del museo, a otros coleccionistas para que me cuenten su historia y me expliquen su trabajo. Luego me fui a la feria PArC y me volví loco. Había artistas peruanos importantísimos como Jorge Eielson, de quien compré una verdadera pieza de museo. ¡Increíble! También de una de las grandes artistas peruanas, Regina Aprijaskis. Debo haber comprado 10 piezas allá. Sueño con ellas.

¿En un medio artístico donde hay celos, competencias y batallas, cuál cree que debe ser el lugar del coleccionismo dentro del sistema del arte?

En Estados Unidos, lo que gasta una persona en un museo, desde el ticket, en la tienda o en el restaurante, son 16 dólares. Pero el costo real es de 64 dólares por persona. Entonces, hay unos déficits inmensos en todo lo que tiene que ver con cultura. No solamente con los museos, sino también con la ópera, la música sinfónica, etc. En años pasados, el gobierno o la iglesia se encargaba de asumir ese déficit. Hoy en día, los gobiernos afrontan mayores problemas económicos y el sector privado se ha vuelto mucho más importante. Entonces, si los museos quieren tener muy buenas colecciones y exposiciones, tienen que empezar a jugar con los coleccionistas. Hoy, la única forma que tienen los museos de salir a comprar obras es creando un panel de coleccionistas asesorados por curadores. Luego votamos para definir las adquisiciones. Otra cosa es el tema de la colección. Yo espero vivir más años y tener, ojalá, la colección más importante de arte latinoamericano. Y para mí es muy importante que esta se quede en el museo de Miami.

Curiosamente, antes de fundarse el museo, hubo gente en Miami que se opuso a que llevara su nombre. ¿Por qué?

Hablando de celos... Porque mi nombre no era Guggenheim, ni Tate, ni Whitney. ¡Hasta el Smithsonian en Washington era por un tipo apellidado Smith! Al principio criticaban ponerle al museo el nombre de una persona, por no decir el nombre de un latino. En Estados Unidos no existía ningún espacio cultural con un nombre latino. Para un americano, un museo de arte llamado Pérez es rarísimo. Es como ponerle el apellido del jardinero. Por eso, para mí es tan importante que el latino, que ya es el 20% del país y el 70 % en Miami, empiece a encontrar su nombre en instituciones importantes. Y animar con ello también al resto de los latinos que hayan ganado dinero a empezar a donar. Las personas de dinero tienen una obligación moral con el país o la ciudad que les ha permitido ganar su dinero. Está muy bien hablar de arte, pero ¿cuánto estamos aportando para que toda la gente entre en contacto con él?

En años recientes ha surgido un tipo de coleccionista cuyas millonarias compras han distorsionado gran parte del mercado. ¿Qué piensa de ello?

Tienes que tener mucho cuidado. Me ha pasado que, al comprar obra en una feria para mi colección, al día siguiente se ha duplicado el precio de ese artista. Todo el mundo está mirando quién compra y a qué colección va. No quiero darte nombres, pero hay artistas que ya no pintan porque en sus talleres tienen a 200 personas trabajando para ellos y venden como pan caliente. Igualmente, hay jóvenes descubiertos por algún intelectual o curador importante y de la noche a la mañana, pasan de vender un cuadro de 10 mil a 300 mil dólares. Y los cambios pueden darse a la inversa: miles de artistas que fueron sumamente populares luego cayeron porque fueron elevados de forma falsa. El arte se ha vuelto un símbolo de estatus. Muchos ricachones no tienen idea de qué es arte, pero por estatus dejan que los curadores compren para ellos. A veces ni ven lo que compran. Sin embargo, eso es bueno para el arte: ha entrado tal cantidad de dinero que los artistas jóvenes tienen más posibilidades de vivir de su trabajo. Recuerda cómo eran las cosas hace 20 años: había solo 7 gallos que ganaban lo suficiente mientras los otros lavaban platos. Hoy aún es difícil abrirse un espacio, pero es más fácil que antes. Si has escogido bien, si te asesoras bien, el arte es la mejor inversión.

EL PERFIL 
Nombre: Jorge M.Pérez

Biografía: Nació en Argentina en 1950. Hijo de padres cubanos, vivió en Colombia antes de mudarse a Miami en 1968. Graduado por la Universidad de Long Island y la U. de Michigan, preside Related, grupo inmobiliario de Miami, valorado en 10 mil millones de dólares.

Actividad filantrópica: Es el único latinoamericano que participa en la campaña The Giving Pledge ( La Promesa de Dar), promovida por los multimillonarios estadounidenses Warren Buffett y Bill Gates.

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