Billy Hare presenta exposición fotográfica "Arbóreas"

"Tal vez el otro lado existe / y es también la mirada / y todo esto es lo otro / y aquello esto": será en la riqueza metafórica de este verso proveniente de la pluma de Blanca Varela donde la nueva serie de fotografías de Billy Hare (Lima, 1946) encuentre tanto un epígrafe como la correspondencia con una poética fabricada simultáneamente con líneas de tiempo, tejidos embrionarios, rizomas y rugosidades varias. "Arbóreas" es un viaje en blanco y negro, un periplo de sombras y texturas a través del tejido dérmico vegetal.

Con una trayectoria suficientemente consistente de disparos sobre la diversidad y riqueza del paisaje peruano –especialmente sensible cuando explora el desierto: "Huacas de Lambayeque" (1981-1988), "Variables continuas" (2011), "Nasca, la noche" (2014), "Algo ahí" (2016)–, en las siete fotografías de mediano y gran formato que acaba de inaugurar subvierte la manera tradicional de observar el vínculo con 'lo otro'. Y lo cuestiona desde una propuesta visual que no se detiene en la contemplación de los arbustos en colectivo, sino acercando su lente a ese pequeño gran universo que ocurre por donde transita la savia.

FIGURA Y OTREDAD
Formado en la escuela del expresionismo abstracto, Hare parece seguir encontrando una vena inagotable en sus maestros Minor White y Aaron Siskind. Será durante sus estancias norteamericanas de mediados de los años setenta cuando obtenga sucesivamente las becas Fulbright y Guggenheim, y consolide su arte en programas como el del Rhode Island School of Design. Pero, ciertamente, su horizonte ya estaba definido cuando fundó la Asociación Secuencia (1976-1980) junto con otros jóvenes fotógrafos peruanos, como Fernando La Rosa y Mariella Agois.

En "Arbóreas" reincide en su debilidad por la abstracción. "Esta es una nueva serie de imágenes que puede ser leída como expresionista, pero básicamente se sirve de formas orgánicas en las que la materia original es reconfigurada para constituir una nueva realidad. Como suele sucederme, una determinada configuración genera una resonancia que hace eco de preocupaciones personales. Los procesos de mis series surgen de demandas particulares y de exigencias que requiere cada propuesta", dice.

¿Y cómo se desmarca del peso conceptual de sus epítomes norteamericanos? "Las influencias han sido importantes en un determinado momento. Luego hay que extraer de ellas lo que pueda seguir siendo válido; es decir, digerirlas. Aunque el desarrollo histórico de la fotografía ha sido importante para mí, hoy me interesa explorar los límites de lo que esta puede ser, más allá de la perspectiva de punto fijo que viene desde el Renacimiento. Pero cada vez veo menos fotografía", confiesa.

JEROGLÍFICO MODERNO
Líneas paralelas, puntos de fuga, juego de simultaneidades en un horizonte protegido del tiempo en su ecosistema: tronco, corteza, espesor y color variable en sus íntimas maneras de descascararse. Surcos oscuros y grietas transversales. En el corte longitudinal de los anillos puede saberse la edad del árbol. En el centro, los espacios más oscuros y el duramen. El corazón compuesto por células leñosas. Un microcosmos en perfecta sintonía con eso que maestros experimentales como Jaroslav Rössler, Alfred Stieglitz, Paul Strand o Alvin Langdon llamaron "el drama de los objetos".

Juego de contrastes, imágenes dentro de imágenes donde el punto focal se aplana en su propio reflejo. Hare expone ese microcosmos en este nuevo empeño que, por supuesto, ya forma parte del paisaje y la cultura del Perú inserto en esa especie de telar precolombino que, en su caso, funciona a la manera de jeroglíficos modernos. Símbolos estilizados cuyo significado va más allá de su apariencia, velocidad y del insistente desafío a la capacidad de lectura del ojo.

MÁS INFORMACIÓN
Lugar: Galería del Paseo.
Dirección: General Borgoño 770, Miraflores.
Fechas: hasta el 11 de octubre.
Horario: de lunes a viernes de 11 a.m. a 7 p.m.
Sábados de 11 a.m. a 3 p.m.