Como tantas veces lo ha hecho antes, el hombre mira detenidamente el cuadro que cuelga en su hogar. Lo contempla y disfruta con paciencia, un detalle a la vez. La escena es bella y está cargada de significado: el momento en que San Francisco de Asís recibe los estigmas en el monte Alverna, Italia, en 1224. De pronto, el hombre encuentra un detalle que hasta ese momento no había advertido: dentro de la escena del cuadro se aprecia una pequeña biblia; y en el lomo de esta, más pequeña aún, una inscripción que parece decir “Doménikos Theotokópoulos”. Así firmaba El Greco.