RODRIGO BEDOYA FORNO
Amy Adams es una de las grandes actrices de hoy. Así de claro y así de simple. En los últimos cinco años ha tenido cuatro nominaciones al Óscar y reconocimientos por donde sea. Y siempre queda la sensación de que su techo no ha llegado, que aún tiene mucho que ofrecer.
Hace 9 años la carrera de Amy despegó. Antes, algunos roles en cintas no nos habían permitido verla destacar (por ejemplo, participó en “Atrápame si puedes”, aquella muy óptima cinta de Steven Spielberg con Tom Hanks y Leonardo DiCaprio). Pero fue “Junebug” (2005) el filme que le abrió las puertas a la gran industria. Un premio de interpretación en Sundance y una nominación al Óscar fueron suficientes para que Hollywood la mirara.
Y su entrada fue extraordinaria: “Encantada”, cinta sobre una princesa de cuento de hadas que se escapa al mundo real. Uno puede discutir si la película es más o menos buena, pero lo que resulta evidente es que resulta imposible dejar de mirar a Amy en toda la película. Su encanto, su risa, su forma de cantar hacen que uno aguante feliz el humor blando y amable que ofrece este producto Disney.
CARGA DE DRAMA
Pero el cine le ofreció caminos más dramáticos a Adams. Y ella los supo aprovechar. Ahí está “La duda”, donde la actriz compartía roles con monstruos como Meryl Streep y Philip Seymour Hoffman. Y la misión no le quedó grande: su trabajo, como el de todos los otros actores del filme, recibió una nominación al Óscar. Amy ya se codeaba con los grandes.
Pero lo mejor estaba por venir: su trabajo en “The Fighter” (2011), la notable cinta de David O’ Russell, es sensual y sufrido, cargado sexualmente pero de una profundidad que solo una actriz como ella podría lograr. Y lo mismo se puede decir de “The Master” (2012), en la que hacía de la manipuladora esposa del personaje de Philip Seymour Hoffman, líder de una secta muy parecida a la de la Cienciología. De nuevo, nominación al Óscar y reconocimientos por doquier. “Her” y “Escándalo americano” tan solo confirmaron lo que ya sabíamos: que estamos ante una de las grandes actrices de nuestro tiempo.
¿Qué se viene para Amy? Pues ya todos esperamos “Big Eyes”, lo nuevo de Tim Burton, donde interpreta a la esposa de un conocido falsificador de pinturas al que da vida Christoph Waltz. ¿Ahí estará el Óscar que, por el momento, le ha sido esquivo a la actriz? Difícil decirlo en este momento. Pero lo cierto es que no hay premios que valgan: el talento de Amy Adams, que hoy cumple 40 años, está ahí para nuestro disfrute.