Redacción EC

(Francia/AFP). Un filme de la francesa Emmanuelle Bercot con Catherine Deneuve en el papel de una jueza de menores que trata de salvar a un joven de la delincuencia abrió el Festival de Cannes, que privilegia en su 68ª edición una mirada más femenina, social e intimista del cine de autor.

"La tête en haut" ("Con la cabeza alta") de la realizadora francesa de 47 años no compite por la Palma de Oro, pero es la primera vez en 30 años que el trabajo de una mujer inaugura el festival de la 'riviera' francesa —tras Diane Kurys en 1987— que se aleja del glamour de la apertura de otras ediciones para dar la voz a una realidad social dura pero esperanzadora.

La directora-actriz francesa sigue de cerca el itinerario, entre los 6 y los 18 años, del joven Malony, un delincuente violento pero frágil, interpretado por un excelente Rod Paradot, en su primer papel.

La película, a la vez dura y llena de esperanza, muestra los esfuerzos de la jueza (Catherine Deneuve) y de un educador (Benoît Magimel, premio de interpretación en Cannes por "El pianista" en 2001) para salvar a este joven, que ha pasado su infancia en familias de acogida y centros correccionales, ante la incapacidad de su madre (Sara Forestier), drogadicta y desestructurada, de ocuparse de sus dos hijos.

Su directora lo describió como un "filme documental y de ficción" que no suscitó ningún entusiasmo en el pase a la prensa. Su proyección oficial en la sala Lumière del Palacio de los Festivales, a las 19:00 (15:00 GMT), dará el pistoletazo de salida oficial a la edición de este año.

Para Deneuve la película tiene el "objetivo interesante" de mostrar el trabajo de jueces y educadores, aunque es consciente de que "no se puede salvar a todos" los jóvenes en dificultades.

DRAMAS SOCIALES
La musa de Buñuel en "Belle du Jour" y "Tristana", que ha trabajado con Bercot por segunda vez —tras "Elle s'en va" ("El viaje de Bettie")—, considera que la elección de esta película para la apertura del festival "es una respuesta del festival a un año difícil" en .

A los que se han sorprendido del cariz social que este año presenta el Palacio de Festivales —a cuyo lado se amarran suntuosísimos yates y que enfrente está jalonado por tiendas de las casas de alta costura más selectas— la programación no hace más que reflejar una realidad, según el presidente del evento, Pierre Lescure.
"Hoy, la realidad social francesa, que es un poco mundial, ha inspirado a los directores", aduce.

Al igual que lo hiciera en su día la guerra de Vietnam, que inspiró algunos de los mejores filmes de guerra y que formaron parte de la programación de Cannes en la época, recuerda.

Bercot es una de las tres directoras francesas que desembarcan este año en Cannes, junto con Maïwenn y Valerie Donzelli, aunque las dos últimas aspiran a llevarse el máximo galardón en La Croisette.

Reflejo del excelente momento por el que atraviesa el cine francés, cinco películas de las 19 en competición oficial son francesas, la mayor representación junto a la de de Italia, que aporta tres filmes, entre ellos las de dos asiduos del festival, Nani Moretti y Paolo Sorrentino.

A ellas se suman una mexicana, dos estadounidenses, una griega, una taiwanesa, una china, una japonesa, una australiana, una húngara una noruega y una canadiense.

La competición oficial empieza el jueves con los estrenos mundiales de la película italiana, "Il raconto dei racconti" de Matteo Garrone, con la mexicana Salma Hayek de protagonista, basada en los cuentos de Giambattista Basile, y la japonesa "Umimachi Diary", de Koreeda Hirokazu.

El Festival de Cannes es una cita ineludible para cineastas, aficionados y distribuidores, pero la empresa estadounidense Uber, que ofrece un servicio de taxi de particulares y para la que no soplan vientos favorables en Europa, quiere sortear la oposición de taxistas y propone un servicio por helicóptero entre el aeropuerto de Niza y Cannes.

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