Guatemala entró hoy en la competición de la Berlinale con "Ixcanul", una película de corte indígena dirigida por Jayro Bustamante, que abrió con buen pie la representación de América Latina en la lucha por los Osos, a la espera del desembarco a concurso de Chile, con Patricio Guzmán y Pablo Larraín.
El film, centrado en la tragedia de los matrimonios concertados en un entorno de infancias robadas, fue recibido con fuertes aplausos, en una jornada compartida con el filme "Victoria", interpretado por la española Laia Costa, y la francesa "Journal d'une femme de chambre", con Léa Seydoux.
"Ixcanul", un filme rodado entre cafetales volcánicos, era la primera película de Guatemala incluida en la competición de la Berlinale en los 65 años de historia de ese festival, mientras que mañana se espera el estreno de "El botón de nácar", de Guzmán, y el lunes el de "El Club", de su compatriota Larraín.
Dos años después del éxito de "Gloria", la película de Sebastián Leilo que dio el Oso de Plata a su actriz Paulina García, Chile se presenta como una potencia cinematográficamente hablando en Berlín, con 9 filmes en las distintas secciones del festival.
"El botón de nácar" sigue la estela del anterior documental de Guzmán, "Memoria de la luz", e incide en los desaparecidos durante la dictadura de Augusto Pinochet.
El filme de Larraín retrata un colectivo de sacerdotes "perdidos" entre conflictos personales, judiciales o mentales.
"Ixcanul", del debutante Bustamante, conmovió en el festival europeo, cuyo eje temático este año es el cine de corte indígena no colonizable, con una historia que incide en el aislamiento recíproco entre las sociedades maya e hispana.
"Ixcanul" está apuntalado en las interpretaciones de María Mercedes Coroy y María Telón, hija y madre en el filme, quienes dan fuerza a unos personajes desde el silencio y tristeza de sus miradas de mujeres kaqchiquel, que no hablan otra lengua que la indígena.
El mundo indígena de Bustamante es, a la vez, tierno y rudo, donde se emborracha a los cerdos con aguardiente para que copulen mejor y donde se "vende" a la hija para poder seguir labrando la tierra que no es suya, pero a la que también se mima y arropa, llegado el peor momento.
Es un entorno de prácticas ancestrales, donde finalmente la salvajada no procede del entorno del indígena, sino del llamado mundo civilizado, sea por parte de quienes proceden de este o de quienes se incorporaron a él.
"Es un honor para mí estar aquí. Pero lo sería también si Guatemala estuviera todos los años en competición", bromeaba el joven realizador, acompañado de sus dos intérpretes femeninas, ambas por primera vez fuera de su país y algo azoradas ante el estreno, en la gala nocturna, de su película.
El filme guatemalteco aportó aire fresco a la Berlinale, lo mismo que "Victoria", del alemán Sebastian Schipper, cuyo filme busca un nuevo lenguaje cinematográfico y adopta el formato de secuencia única tras los pasos de una madrileña, desde la salida de la discoteca berlinesa y hasta el día siguiente.
Para los menos amantes de la innovación, la jornada a competición contaba con "Journal d'une femme de chambre", con la deliciosa y maligna camarera Seydoux, dirigida por Benoit Jacquot, y con Vincent Lindon ejerciendo de jardinero parco en palabras, pero cómplice.
(Fuente: EFE)