Gisela Ponce de León en "El sistema solar". (Foto: Difusión)
Sebastián Pimentel

La relación del cine con el teatro no ha sido menos problemática que la del cine con la literatura. Aunque muy pronto, los cineastas más aventajados supieron aprovechar las posibilidades de registrar el lado histriónico de la vida cotidiana. Sobre todo, ya con la llegada del sonido sincronizado a fines de los años 20. No se podría entender, por ejemplo, la enorme riqueza de la comedia romántica de Hollywood de los años 30 sin las contorsiones frenéticas del cuerpo y los delirantes torrentes de palabras que se disputaban Katharine Hepburn y Cary Grant o Spencer Tracy.

Va este largo prolegómeno porque esta vez reseño la adaptación de una obra teatral: “”, de Mariana de Althaus. Y diré, para empezar, que cada película crea su propia sintaxis en función al medio de expresión que el artista ha elegido. Un filme, incluso, puede descuartizar el material de origen, ya sea un poema, un cuento, una novela o una obra de teatro. Porque la idea es que el director de cine se apropie del material original –que pertenece a otro medio– para crear un mundo propio. Por supuesto, puede haber temas, ideas o personajes que vinculen, más o menos, a la obra escrita con la película en cuestión.

En este caso, la obra presenta un cuadro de tensión en un solo espacio y en un período de tiempo continuo: la noche de Navidad de la familia Del Solar. Se trata de una especie de olla a presión en la que se espera que se desaten las recriminaciones y los resentimientos acumulados. Así se reúnen Leonardo (Javier Valdés), padre antipático y cínico postrado en una silla de ruedas; su joven novia Inés (Adriana Ugarte); Pável (César Ritter), el amargado hijo mayor; Edurne (Gisela Ponce de León), hija con problemas psiquiátricos que quiere ser cantante; y Puli (Sebastián Zamudio), el pequeño hijo de Pável que parece interesarse solo por sus mascotas y por las estrellas del cielo.

Lamentablemente, “El sistema solar” no es un buen ejemplo de apropiación de una obra de teatro por parte del cine. Los directores ‘Bacha’ Caravedo y ‘Chinón’ Higashionna tienen una muy acotada capacidad de recreación de su material de base. Se limitan a grabar un teatro forzado –en el que abundan los clichés de las relaciones humanas–, en lugar de registrar la fresca dimensión histriónica de sus personajes. Los actores entonan los parlamentos con una excesiva dicción literaria, declamativa y enfática.

El tono, entonces, es el mismo siempre: un debate de ingeniosos recitales de textos entre histéricos y autoindulgentes, salvo los personajes de Inés y Puli, parecidos a zombis desorientados que no saben qué rol juegan en este concierto de recriminaciones afectadas. Es curioso cómo los realizadores son incapaces de proporcionar un poco de dolor, de verdadero frenesí dramático, de violencia sentimental, al retrato familiar. La ambigüedad, el interés por lo no dicho, las formas sugestivas son dejadas de lado. Están mucho más presentes las confrontaciones dictadas por un texto que se sigue paso a paso, sin sorprender ni asombrar al espectador.

“El sistema solar” termina por ser un amago de melodrama complaciente y dulzón, además de aburrido y excesivamente afectado. La música incidental es tan melosa como las baladas cantadas por Ponce de León, aunque hay que decir a su favor que estas son las mejores y más sentidas interpretaciones del filme. Sin lugar a dudas, este es un paso atrás de esta dupla creativa en relación con su ópera prima “Perro guardián” (2014), película que cuenta al menos con algo de vibración callejera, atmósfera agobiante y sobrias actuaciones.

La ficha

“El sistema solar”
Género: Drama.
País y año: Perú y España, 2017.
Directores:‘Bacha’ Caravedo y ‘Chinón’ Higashionna.
Actores: Gisela Ponce de León, César Ritter, Javier Valdés, Adriana Ugarte.
Calificación: ★

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