En el círculo académico y aún fuera de este, se sabía de la existencia de impresos sueltos del “Diario de noticias sobresalientes en Lima y noticias de Europa”. Se pensaba que tal vez se había publicado esporádicamente y para dar cuenta de sucesos notables de aquella época. Nadie sospechaba de la existencia de un compendio que abarcara más de una década de noticias. Hasta que en 1998, Paul Firbas, profesor asociado en el Departamento de Lenguas y Literatura Hispánica en la Universidad de Stony Brook, se topó con un librito (publicado en 1902) en el que el bibliotecario George Parker Winship hablaba de la compra del volumen “Diarios y memorias de los sucesos principales y noticias más sobresalientes en esta ciudad de Lima, Corte del Perú, con las que se han recibido por cartas y gacetas de Europa” por la New York Public Library (NYPL). Con esa información entre las manos, Firbas dirigió sus pasos y curiosidad hasta la biblioteca neoyorquina, y es así que comenzó toda esta historia.
Ocurre que entre 1700 y 1711, José de Contreras y Alvarado, imprentero real y descendiente de una estirpe de imprenteros que había llegado a Lima en 1620, publicó bimestralmente todo lo que ocurría y se consideraba sobresaliente en el virreinato del Perú. Y también lo que acontecía más allá: en Centro América, el Caribe, México y Europa. En algún momento, además, se agruparon todos esos “periódicos” (más de 115) en un solo volumen y se empastaron. Enseguida, se les añadió una carátula con el título que se consigna en el párrafo anterior.
“Todo parece indicar –escriben los editores en el prólogo del libro– que el trabajo de unificación del vasto material de más de mil páginas –diarios, noticiarios, relaciones– en un solo libro y la impresión de la portada se hicieron en el mismo taller del impresor José de Contreras y Alvarado [ubicado en plena Plaza Mayor], probablemente en 1712 o poco después, a juzgar por las fechas del conjunto textual incluido, que se cierra con un poema satírico final en contra de los partidarios del archiduque Carlos de Austria”. Y es que el “Diario…” comenzó a circular justo cuando murió Carlos II, el último monarca español de la casa de Austria, y dejó de hacerlo cuando terminó la Guerra de Sucesión que coronó a Felipe V como primer príncipe borbón de la corona de España.
Solo Dios sabe cuándo y cómo ese volumen fue a parar en la NYPL.
El rescate
El hecho es que desde su hallazgo, Firbas, al que luego se uniría José A. Rodríguez Garrido, profesor principal del Departamento de Humanidades de la PUCP, y un grupo de historiadores y filólogos, han trabajado durante casi una década para presentarnos este 15 de mayo no una edición facsimilar del “Diario...”, sino una moderna transcripción que respeta las particularidades de la lengua de la época. Este primer volumen, por cierto, comprende cinco años: de 1700 a 1705. “En enero del próximo año estaremos presentando el segundo volumen”, dice Martina Vinatea, directora del Proyecto Estudios Indianos de la Universidad del Pacífico. Ella es una de las más entusiasmadas con la publicación porque dicha institución, junto con los centros de estudios de los editores –la Universidad de Navarra y la Fundación Obra Pía de los Pizarro–, apoyó la investigación desde sus inicios y posteriormente su edición.
¿Qué conclusiones apresuradas se pueden sacar luego de la lectura del “Diario…”? Martina ensaya varias respuestas. Que Lima fue la ciudad en la que se dieron los primeros pasos para la creación del periodismo de esta parte del mundo. Que durante el virreinato los americanos estábamos mucho más vinculados que ahora. Que en la corte virreinal se tenía una vida social mucho más intensa que la que se refleja actualmente en las revistas de estilo de vida, y que el parecido de las noticias de la época con las actuales es sorprendente. “Asusta”, sostiene Martina.
En el “Diario…” se consignan las historias locales de la ciudad, sus fiestas religiosas y celebraciones imperiales, sus temblores y alteraciones naturales, la distribución de oficios o la ejecución de justicia. El periódico abunda en informaciones y narraciones sobre la cultura y la economía americanas, y deja traslucir la impresionante circulación de personas, papeles y mercancías en la extensa red de la monarquía hispánica. También nos deja saber cuán importante fue Lima frente al resto de ciudades de Hispanoamérica.