Anahí de Cárdenas: Siempre confié ciegamente en mis directores

Se hizo conocida como modelo pero lejos de contentarse únicamente con los flashes de las cámaras o los elogios por su evidente belleza, Anahí de Cárdenas buscó algo más, iniciando una interesante carrera en la actuación. Cine, teatro y televisión sería su nueva área de trabajo. En cada disciplina dejó una huella. Sin embargo, las cosas no llegaron de la nada.

Y es que Anahí de Cárdenas (casada, sin hijos, con varios gatos y con una particular facilidad para crear tendencias en Twitter) aprendió todo lo que hoy sabe en el campo de juego, o más precisamente en el set de rodaje. Así lo confiesa en esta entrevista con “El Comercio” a raíz de su personaje en la obra “En el barrio”.

El musical a cargo de Bruno Ascenzo ha sido uno de los espectáculos más destacados en lo que va del año. En él, Anahí interpreta a Carla, una joven alegre y zalamera, capaz de robarle risas al público sin mayor dificultad.

Conversamos con Anahí sobre su papel en esta obra pero principalmente sobre su carrera como actriz. “En el barrio” va en el teatro Luigi Pirandello hasta el 21 de marzo y tiene 2x1 los días lunes.

¿Tiene cosas tuyas el personaje que te toca interpretar en la obra “En el barrio”?

No. Yo soy lo opuesto. Soy una persona bastante relajada, lo que pasa es que hacia afuera, para con el público, tengo una imagen mucho más hacia arriba de lo que soy en mi vida real. En mi vida diaria no hablo mucho, paro ‘chorreada’ con mis gatos viendo televisión o la computadora. No me considero una persona muy activa. Si salgo de mi casa es para ir a tomar un café. No me muevo mucho. Mi vida no es muy activa.

¿Entonces el personaje sí te ha costado?

No tanto crearlo, porque ya tenía en la cabeza lo que quería hacer, pero creo que no salió el personaje hasta que llegué al teatro. Tenía idea de cómo quería que sea Carla porque había visto la obra y sabía que era una chica recontra alegre, rápida y zalamera, pero quería darle algo distinto. Y no sabía qué era. Quise ponerle un acento, pero Bruno (Ascenzo) nos dijo que no quería acentos porque no a todos les saldría uno correcto de acuerdo al sitio de donde provenían (los personajes). Así que, jugando con mis amigas, pensé en hacer una voz más de zonza. Le incorporé esa forma de hablar como si (Carla) estuviera ida. Y a Bruno le pareció muy gracioso.

¿Y cómo fue trabajar con Ebelin Ortiz en esta especie de ‘familia rara’ que conforman sobre el escenario?

Es bacán porque (su personaje) es el polo opuesto. Ella es como la aterrizada, la que siempre tiene algo que decir pero en doble sentido, mientras que Carla no entiende eso porque vive la vida con una verdad absoluta. Es una chica muy ingenua y bondadosa. Daniela (Ebelin) es dura pero justa y amorosa. Te da amor pero un amor más de militar.

Anahí como Carla en el musical "En el barrio". 

¿Qué debe tener una obra para que te animes a interpretar uno de sus personajes?

Primero debe ser una obra que me guste. Tengo que enamorarme del personaje. Hace poco me presentaron una obra, luego la vi por Internet y estaba bacán pero el personaje que me ofrecieron no me gustó. Sé que uno no debe identificarse con el personaje pero yo lo odié. Le sentí un rechazo tremendo, a pesar de que la obra era genial. Al final dije que no podía entrar a una obra odiando a mi personaje. Quizás esté equivocada. No soy actriz de formación y no sé cómo quitarme eso de encima, pero yo ya tenía al personaje prejuzgado y se me iba a hacer muy complicado. Decidí no hacerlo.

¿Cómo ha sido tu formación como actriz?

Mi formación ha sido en el campo. Empecé haciendo cosas muy chiquitas y automáticamente pasé al cine. Tras “Esta sociedad” hice “Dioses” y luego “Máncora”. Me metí de lleno a personajes grandes sin saber lo que estaba haciendo. Me dejé llevar por los directores con los que trabajé. Confié a ciegas en ellos. Y así fue como aprendí, confiando ciegamente en mi director o en mis compañeros.

¿Qué película o serie te dejó una huella imborrable?

“Dioses” fue para mí una de las experiencias más importantes de mi vida. Josué Méndez fue mi primer profesor, uno de los directores más importantes que tuve. Le confié mi persona para hacer un personaje muy complejo. Me ayudó a entrar, me dijo qué hacer y qué no. Y de ahí salió un premio a mejor actriz. A Josué le debo mi carrera. Y por otro lado, he trabajado también con otros directores extraordinarios, que me han enseñado mucho. Bruno (Ascenzo) es un gran director, muy específico en su trabajo. Sabe lo que quiere. Las pocas oportunidades que tuve de trabajar con Mateo Chiarella han sido increíbles. Su manera de entender los procesos y los personajes, y llevarte por cierto lado y hacerte entender por dónde quiere ir. Frank Pérez-Garland es un gran director y, también recuerdo a Lucho Barrios, bueno, y Aldo Salvini es un genio.

Te iniciaste en el modelaje pero con los años has logrado diferenciarte por tu capacidad para discernir y opinar sobre temas que otros prefieren callar o guardar perfil bajo. ¿Eres consciente de esta imagen que generas ante gran parte del público?

No me considero una modelo, una actriz o una cantante. Soy un ser humano llamado Anahí de Cárdenas. Fui al colegio, a la universidad, soy diseñadora gráfica. Me dedico a la actuación porque es lo que me gusta hacer. No me gusta compararme con nadie más porque somos personas únicas y que yo tenga opiniones diferentes a las del resto es porque previamente hice un análisis en mi cabeza sobre determinado tema y emito un juicio. A veces hay gente que no piensa mucho y otras que piensan un poco más. Yo creo estar en el medio. Hay cosas en las que no pienso mucho tampoco.  No sé, si me preguntas por la NASA no sabría qué decirte, pero si me hablas de la coyuntura sí quizás podría hablarte porque es un tema más cercano a mí.

Anahí de Cárdenas en la vida diaria. Con uno de sus gatos.

¿Te importaría en algún momento ser imagen para la juventud?

Creo que ya todos somos imágenes para la juventud. Desde el punto de que estamos expuestos, que somos figuras públicas, ya somos imagen para la juventud. Nadie puede prepararse para eso. Es lo que estás haciendo ahorita y lo que haces afecta actualmente a la juventud.

Entonces, ¿estás satisfecha con la imagen que eres para la juventud?

Trato de ser una persona decente. Pero también la gente debe acordarse de que somos humanos. Tenemos días buenos y malos. Trato de ser la mejor persona no solo para el mundo, sino para mí, para mi esposo, para mi familia. Y parte de mis valores es no hacerle a los demás lo que no me gustaría que me hagan a mí.

Y son los mismos valores que tendrías si fueras contadora o abogada…

 Totalmente. Mis valores no cambiarán porque sea contadora o administradora. Somos personas.