La actriz Norma Martínez se entrega feliz y conmovida a su primera interpretación individual. El repaso a toda una vida
buscando razones para ser feliz. (Foto: Nancy Chappell)
La actriz Norma Martínez se entrega feliz y conmovida a su primera interpretación individual. El repaso a toda una vida buscando razones para ser feliz. (Foto: Nancy Chappell)
Enrique Planas

Con la sabiduría propia de su edad, una niña ha decidido animar a su madre, víctima de la depresión. Para ello redacta una lista que incluye "Solo cosas geniales", aquellas por las que valiera la pena vivir. "Helado", será la primera de ellas. Y mientras los años pasan, la vida para ella tendrá esta constante: buscar, a veces con humor, otras con ansiedad, nuevas razones para enlistar. "Solo cosas geniales" es también el título de la obra del dramaturgo Duncan Macmillan, que la actriz abraza como su primer unipersonal.

Después de haber dirigido "Pulmones", también obra de Macmillan, la actriz confiesa estar enamorada del autor británico. La suya es una lectura obsesiva de sus obras, pues se reconoce en sus temas y en las formas de llevarlos a la escena. "Soy de la vieja escuela: a mí me gusta el teatro donde el actor es todo", afirma Martínez.

Ese interés coincidió con sus ganas de hacer su primer unipersonal, un monólogo que le ofrece la oportunidad de hablar de temas que ella investiga como la depresión y el suicidio, pero desde un lado tierno, incluso divertido.

En efecto, Macmillan escribe una obra que, en su aparente sencillez, ofrece hondura y profundidad sin caer en excesos dramáticos. Actitud vital positiva, discurso esperanzador, una historia con verdad, mucha música e intensa participación del público, esto último logrado por una notable actriz apoyada en la característica forma circular del teatro Ricardo Blume, lo que le permite acercarse y jugar con la platea.

— Pocos como Macmillan pueden escribir sobre el suicidio de una forma tan tierna y desdramatizada. ¿Por qué el tema te interesa especialmente?
Es extraño, es un tema que siempre me ha interesado. Es fascinante. Se ha escrito mucha fábula, mucho romanticismo sobre eso. Por eso un montón de intereses míos coinciden en esta obra. ¡Es exactamente lo que quería hacer! Macmillan nos permite poner sobre la mesa un tema [el suicidio] del que nunca se habla. Da vergüenza y culpa, no se comparte con libertad. Y que, en términos de salud pública, no se está haciendo nada. Los índices de depresión siguen creciendo en el país y no lo vemos.

(Foto: Nancy Chappell / El Comercio)
(Foto: Nancy Chappell / El Comercio)

— La obra te ha obligado a cambiar. ¿Este unipersonal es un punto de quiebre en tu carrera?
Podría ser que sí. Siento que, en los últimos años, me he acercado a mi lado más artístico, y no tanto apoyarme en el oficio. ¡Siempre intento escapar de algo que ya sé cómo se hace! Seguir una fórmula me produce mucha inquietud. Y este es un nuevo reto no solo por ser un unipersonal, sino por esa intimidad que debo crear con el público para que la obra ocurra. Es un gran experimento.

— Somos una generación que vivió una infancia triste, llena de carencias. ¿Cómo se identifica la niña que fuiste con la niña que al inicio cuenta esta obra?
¡Absolutamente con todo! Por un lado, por esa sensación de austeridad. Cuando éramos niños vivíamos en un ambiente de austeridad, independientemente de la cantidad de dinero que tuvieras. Extrañamente, este personaje, sobre todo en su etapa infantil, se conecta conmigo porque ambas nos sentíamos solas. Por supuesto, eché mano a toda mi infancia para ponerla en la obra. Desde mis mascotas, el parque, el auto de mi papá, la casa en San Borja donde viví a esa edad o los valses que escuchábamos en familia. Por eso la obra llega a conmoverme tanto.

— Tu personaje forma parte de una generación previa a la aparición de Internet y de las redes sociales. Algo tiene esta obra que, si perteneces a la generación X, la gozas el doble...
¡Sí! [ríe]. Totalmente. Yo todavía me siento un poco desubicada con la irrupción de la tecnología en todos los espacios. ¡Yo ni siquiera tengo Facebook! Y no podría decir si antes fue mejor o peor. No tengo esa perspectiva. Pero lo que sí percibo es que estamos dejando de ser humanos en la forma que conocíamos. Estamos convirtiéndonos en otro tipo de humanos, distintos. Esta obra no podría existir en el mundo de los mensajes de texto, porque está llena de esperas...

(Foto: Nancy Chappell / El Comercio)
(Foto: Nancy Chappell / El Comercio)

— ¿Hay cosas geniales tuyas en la obra de Macmillan?
¡Un montón! En la lista aporté el primer sorbo de una chela heladita, el wantán frito con salsa de tamarindo, la música de Soda Stereo, usar un disfraz, la palabra níspero, ¡Cecilia Tait!

— ¿Cuánto más feliz te hace esta obra?
Me hace feliz porque estoy al 100% haciendo algo con un grupo de gente que creo que vale la pena, que aporta algo. Que mis esfuerzos, mi energía y mi experiencia se concentran para ofrecer algo en lo que creo profundamente.

MÁS INFORMACIÓN
Lugar: Teatro Ricardo Blume.
Dirección: Jr. Huiracocha 2160, Jesús María.
Temporada: desde el 5 de julio, de jueves a lunes, 8 p.m. Entrada: S/50 y S/25.

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