Si tienes un perro en casa, debes procurar que reciba todos los cuidados necesarios, además de mimarlo de forma incondicional. Es aquí donde la alimentación toma un rol protagónico. Para una vida sana y feliz, tu mascota necesita seguir una dieta nutritiva, menos aburrida y, especialmente, equilibrada.
También tu peludo debe llevar una alimentación específica, pues, aunque no parezca, la comida de humanos puede ser perjudicial y causar problemas de salud. Por eso mismo, es fundamental saber elegir el producto adecuado para tu compañero fiel.
En ese sentido, hoy desde Mag hablaremos sobre un alimento muy común y recurrente en tu plato que resulta potencialmente peligroso para el animal doméstico. Nos referimos al aguacate (palta).
Por qué tu perro no pueden comer aguacate
Según explica el veterinario Pedro Mayo, “el aguacate contiene mucha grasa y produce trastornos digestivos tanto en perros como en gatos”. Eso no es todo, pues la palta tiene persin, una sustancia tóxica que se origina en un hongo.
El aguacate pueden provocar problemas digestivos en las mascotas. (Imagen:
Ready Made / Pexels)
Generalmente, la toxina persin se encuentra en las hojas, en el hueso y en la cáscara del aguacate. “Resulta venenosa para muchos animales, entre ellos, nuestros perros, gatos y aves, ya que puede causarles problemas gástricos, como vómitos o diarrea, incluso pancreatitis o un fallo cardiaco”, precisa Mayo en su diálogo con elDiario.es.
Una vez aclarado esto, quizás te preguntes por qué algunos negocios venden comida para perros con aguacate. De acuerdo a una investigación de la Universidad de Illinois, la situación cuando se procesa este alimento para producir otros productos. El aceite de aguacate es un claro ejemplo de ello.
De esta manera, el persin de descompone con facilidad y ya no representa un peligro para tu amigo perruno. “La molécula de persin posee una estructura similar a la de otras grasas poliinsaturadas, como los ácidos grasos omega-3, con un gran número de enlaces moleculares dobles; lo que significa que no son muy estables y que tanto el calor como la luz pueden descomponerlas con bastante facilidad”, menciona Maria Cattai de Godoy, una de las autoras del estudio.
