
En un clima político marcado por decisiones controvertidas, Marco Rubio se ha convertido en uno de los protagonistas más llamativos del gobierno estadounidense. Actualmente destaca como Secretario de Estado y Consejero de Seguridad Nacional, pero su lista de responsabilidades no termina ahí. Durante una reciente ceremonia donde fue galardonado por el Instituto de Liderazgo Hispano en el Congreso, Rubio bromeó sobre su creciente colección de cargos.
“También soy archivista interino y director interino de USAID… y cirujano general. No, bromeo, no soy eso. Pero lo quería. ¿Sabes que te dan un uniforme si eres cirujano general?”, comentó entre risas, dejando claro que el humor también forma parte de su estilo de liderazgo.

LA MEZCLA DE HUMOR Y PODER HA SIDO UNA CONSTANTE EN SU CARRERA RECIENTE
Durante su discurso de agradecimiento, deslizó incluso que le encantaría ser el bibliotecario del Congreso, asegurando que “ese sería un buen trabajo”. Aunque las bromas le han ganado simpatía en ciertos sectores, sus múltiples cargos están generando preocupación entre legisladores demócratas que temen una peligrosa concentración de poder bajo una sola figura.
Rubio, de 53 años, no solo es el primer latino en dirigir el Departamento de Estado, sino también uno de los miembros más cercanos y valorados del gabinete de Donald Trump. Su ascenso meteórico dentro del Ejecutivo ha sido interpretado por algunos como un premio a su lealtad.
Pero a otros, como el senador Mark Warner, vicepresidente del Comité de Inteligencia, les cuesta comprender cómo “alguien podría desempeñar estos dos importantes cargos”, refiriéndose a la Secretaría de Estado y el rol de asesor de Seguridad Nacional.

LA CRÍTICA NO SE LIMITA A WARNER
Desde la Cámara Baja, el congresista demócrata Jim Himes advirtió que “ambos puestos son demasiado grandes para una sola persona”, subrayando que las exigencias de cada función requieren atención plena y una dedicación difícil de repartir. Y es que, mientras Rubio bromea con uniformes médicos y libros de biblioteca, muchos se preguntan si su influencia está empezando a eclipsar el principio de equilibrio institucional.
No es la primera vez que Rubio utiliza el humor para descomprimir la tensión. En una entrevista con Fox News, bromeó con la idea de postularse como Papa: “Estoy felizmente casado”, dijo entre risas. Este tono ligero, casi informal, contrasta con la seriedad de los cargos que ocupa, lo que añade un matiz desconcertante a su presencia en el gobierno.
A pesar de las preocupaciones, el círculo cercano a Trump lo defiende a capa y espada. Argumentan que Rubio ha demostrado ser un administrador eficiente, capaz de asumir múltiples frentes con orden y visión estratégica. El propio Trump, según fuentes cercanas, estaría considerando darle aún más responsabilidades si la situación política lo exige.
En medio de este panorama, muchos ciudadanos se preguntan si estamos presenciando la consolidación de un “supersecretario” o el inicio de una nueva era de concentración ejecutiva. ¿Hasta dónde llegará Marco Rubio? ¿Y cuántos sombreros más está dispuesto a ponerse?
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