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La hemeroteca señala a Liang Wengen como el pionero. La mayor fortuna china entró en el 2011 en la Asamblea Nacional Popular, cuya sede dista apenas un centenar de metros del retrato de Mao sobre la entrada de la Ciudad Prohibida.
El fundador del país se indigestaría sabiendo que hoy no hay más millonarios por metro cuadrado en todo el mundo que en el Gran Palacio del Pueblo. Son las paradojas del comunismo con características chinas que acuñó el partido en los últimos tiempos.
Cálculos de la revista “Hurun” señalan que 209 miembros de la Asamblea (el Parlamento chino) y su conferencia consultiva guardan en el banco al menos 2.000 millones de yuanes (290 mil millones de dólares). Esa suma acumulada supera el PBI de Bélgica, Suecia y Nigeria. Y el centenar más afortunado es mil millonario en dólares.
El contraste es flagrante con el Congreso de EE.UU., huérfano de milmillonarios. Se estima que las riquezas de los parlamentarios chinos se han incrementado en los últimos cuatro años un 64%, mientras el PBI nacional no ha superado el 7% anual.
Bajo las banderas rojas con la hoz y el martillo, en el Gran Palacio del Pueblo se han juntado famosos como el actor hongkonés Jackie Chan y el vallista Liu Xiang, viejos magnates del ladrillo y paladines de la nueva China tecnológica como Pony Ma o Robin Li, fundadores de los gigantes Tencent y Baidu, respectivamente. A esa disparidad de perfiles los une la cuenta saneada y la fidelidad al partido que nació para defender a campesinos y proletarios.
– Más que en EE.UU.–
Un paseo por el barrio de Sanlitun, en la capital china, descubre más Bentleys, Rolls Royce y Ferraris que en cualquier capital occidental. La sensación se apuntala con cifras: Beijing exhibe el título de ciudad con más millonarios del mundo, según “Hurun”.
Con Hong Kong, la antigua colonia británica, y Shenzhen, un pueblo de pescadores 30 años atrás, China copa tres de los cinco primeros puestos. Resisten aún Nueva York y Moscú como símbolos del viejo orden.
Aún faltan varias décadas para que China se acerque a la renta per cápita de EE.UU., pero el relevo en la cifra de millonarios ya llegó. China cuenta con 568 mil millonarios frente a los 535 mil de EE.UU. La revista estadounidense “Forbes” discute los números de “Hurun”. Esta contesta que, en realidad, sus cálculos son conservadores: por cada millonario que detecta se le escapan varios.
Queda claro, en todo caso, que la guerra de Beijing contra las desigualdades sociales muestra resultados descorazonadores. La que libra contra las diferencias de género es más exitosa. China ofrece el mejor ecosistema para las mujeres millonarias hechas a sí mismas: casi el 80% vive en el país (121 sobre 152).
La figura del hombre hecho a sí mismo nunca abundó tanto como en la China de la apertura: campesinos sin maestrías en dirección de empresas pero con tesón y olfato a raudales. Eso explica la edad media de 56 años de los millonarios chinos frente a los 62 de sus colegas globales. La expresión de nuevo rico es redundante en China.
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