Ellos escaparon de Siria y buscan llegar a Europa haciendo rock
Ellos escaparon de Siria y buscan llegar a Europa haciendo rock

Mientras turistas veraneaban en la isla griega de Lesbos a finales de agosto, un inusual grupo de refugiados provenientes de llegó en un bote inflable: de las 16 personas a bordo, cinco jóvenes con un CD de música en sus manos bajaron sonrientes y lo entregaron a quienes estaban en la costa.

Se trataba de los integrantes del grupo de rock sirio Khebez Dawle (algo así como “el pan del país”). Como miles de migrantes sirios, ellos buscaban  asilarse en Europa. Para ello, huyeron del régimen de Bashar al Assad y del Estado Islámico, para luego refugiarse en Líbano, y de ahí partir a Grecia.

“Íbamos en un bote de goma y llegamos a la playa de un hotel en Lesbos. Fue un momento memorable en el viaje”, dice en afirmaciones a La Tercera el vocalista del grupo, el sirio Anas Maghrebi, de 26 años. “Queríamos hacer el momento más surreal aún, así que sacamos copias de nuestros discos de nuestras mochilas y empezamos a distribuirlas en la playa”, comenta. 

“No es que estemos viniendo simplemente a invadir. No queremos comida, no queremos trabajos europeos, solo queremos un lugar y una sociedad segura, que respete a los seres humanos. Una sociedad en la que podamos ser miembros activos y producir. Agregarle valor a la sociedad”, agregó Maghrebi, quien asegura su objetivo era cambiar la visión que se tiene de los refugiados en Europa

- Como Pink Floyd -
Se juntaron cuando eran estudiantes universitarios, por el año 2011, en Damasco. Cuentan que necesitaban la aprobación de las autoridades para presentarse en vivo; influenciados por Pink Floyd, crearon letras que ellos mismos describen como “revolucionarias” y “esperanzadoras”, las cuales no eran idóneas para el régimen de Assad. Ellos dicen que su estilo es una fusión de música oriental y algunos elementos del rock progresivo y psicodélico. 

Presentación de Khebez Dawle en setiembre del 2015. (Foto: AFP)

La Primavera Árabe llegó en plenos días de ensayos y el grupo comenzó a verse involucrado en las manifestaciones contra Assad. El conflicto en Siria se cobró la vida de su baterista, quien fue hallado muerto en su auto en mayo del 2012. La banda huyó al Líbano.

Una vez allí lograron realizar algunas presentaciones en vivo, pero el futuro no era esperanzador. Así que vendieron sus instrumentos y viajaron a Turquía. “Dejamos Estambul hacia Ismir, nos quedamos ahí en el bosque y fue muy difícil porque teníamos que escondernos de la policía”, recuerda Maghrebi.

En la costa pagaron $1.200 euros a un contrabandista para que los llevara en un bote inflable a través de los 10 kilómetros que los separaban de la isla griega de Lesbos.

Solo llevaban dos pequeños instrumentos: una armónica y una melódica, con lo que amenizaron el viaje. La soledad y crudeza del trayecto les enseñó, según cuenta el vocalista, “lo  que nuestra gente estaba viendo y pasamos por lo que estaban pasando”. 

Luego de su encuentro con los bañistas del hotel griego, la banda siguió su camino a pie buscando su destino final: Berlín, donde sueñan desarrollarse como músicos. 

- Varados en Croacia -
“Entramos a Croacia a través del bosque cerca de la frontera. Fue una de las partes más difíciles del viaje. Y una vez que entramos nos pilló la policía y ellos hicieron que nos quedáramos, sin ninguna otra opción que aplicar por el asilo en Croacia”, cuenta Maghrebi.

“En Croacia sucedieron muchas cosas geniales, especialmente con las tocadas y los conciertos.  La gente los disfrutó”, cuenta el músico sirio. Tras lograr deshacerse de la solicitud de asilo, dejaron Croacia a través de Hungría y luego llegaron a Austria, donde se encuentran ahora. 

Con  dos conciertos agendados en Viena y la mirada puesta en Berlín, la banda reconoce que extraña Siria, pero es momento de dar vuelta a la página. “Mi vida en Siria era estable, pero sin ningún tipo de futuro”, concluye Maghrebi.

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