El fuego cruzado entre Israel y las milicias de Hamas en la Franja de Gaza se está saldando con muertos y heridos -en su mayoría palestinos- y el recrudecimiento de una histórica disputa. Mientras las autoridades de ambos bandos no muestran signos de contención, la mayoría de civiles israelíes y palestinos no pueden dormir tranquilos. Comparten la incertidumbre y el temor de que esta espiral de enfrentamientos vaya camino a convertirse en una nueva guerra.
Entre los residentes envueltos en el conflicto árabe-israelí también hay peruanos. Carmen Friger vive en el país hebreo hace 17 años. Desde su casa en Beersheba, en el sur del país, ha escuchado con claridad el sonido de los ataques lanzados por Hamas, grupo que es considerado una organización terrorista por Israel.
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“Hace unas noches lanzaron más de 100 misiles a las 2:45 am. La sirena que nos alerta para protegernos sonó varios minutos continuos. Cada ciudad tiene un tiempo aproximado necesario para protegerte antes de que un misil sea interceptado por la Cúpula de Hierro o explote en algún lugar de la tierra. En mi ciudad ese tiempo es de casi un minuto”, cuenta a El Comercio.
La peruana cuenta que desde hace varios años vive en un departamento que tiene un cuarto de seguridad en el que duerme su hija menor. Esa habitación está acondicionada con camas adicionales para que quienes estén dentro puedan protegerse en caso de ataques.
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“Gracias a Dios estamos bien, yo trabajo en el sector educación y desde el martes las clases presenciales fueron anuladas y puedo quedarme en casa con mis hijas. Esperamos que esto pase pronto y volvamos a nuestra rutina. Esperemos que las ciudades tengan un poco de calma para poder dormir unas horas”, nos dice.
En la ciudad palestina de Beit Jala, en Cisjordania, Hala Zeidan también siente angustia. Aunque no está en la zona bombardeada directamente por Israel teme que la violencia siga en aumento. “Yo vivo cerca de Belén. Muchas veces se escucha cómo caen los misiles. Lo que más preocupa es que sigan atacando. Están matando a niños indefensos en Gaza, bombardean Gaza y los palestinos se defienden como pueden”, dice la palestina a este Diario.
Hala Zeidan y su familia vivieron en el Perú entre 1980 y 1994. Por estos días comparte con algunas amistades peruanas varios videos sobre los civiles palestinos afectados por los bombardeos en esta zona sensible de Medio Oriente.
La reciente violencia -la peor desde la guerra del 2014- se agudizó el fin de semana tras los disturbios y enfrentamientos en la Explanada de las Mezquitas, el tercer lugar más sagrado del Islam, en Jerusalén Este, anexionado por Israel en 1967.
En medio de la espiral de tensión, el Ejército israelí lanzó ataques aéreos en respuesta a los más de 1.700 misiles lanzados por varios grupos armados desde la Franja de Gaza hacia Israel desde la noche del lunes.
El ministerio israelí de Defensa ha explicado que la gran mayoría de esos cohetes fueron interceptados por el sofisticado sistema de defensa conocido como Cúpula de Hierro, mientras que los demás se estrellaron en la Franja de Gaza.
Hasta el momento al menos 87 personas han muerto en Gaza y varios cientos han resultado heridas. En Israel los fallecidos ascienden a siete.
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División en aumento
La violencia ha avivado las discrepancias en torno al histórico conflicto árabe-israelí.
Para la palestina Hala Zeidan el detonante de la última espiral de enfrentamientos es que Israel “quiere tomar las casas de 500 palestinos” que viven en el barrio de Sheikh Jarrah, en Jerusalén Este.
“Los colonos ayudan al Ejército israelí golpeando a mujeres, niños y jóvenes, asaltando los lugares sagrados, y ahora están bombardeando Gaza, matando a niños, mujeres y hombres. Los judíos siempre quieren sacar a los árabes de sus casas”, agrega.
La peruana Lucero Silva, que radica en Israel, enfatiza que la violencia viene de ambos lados.
“En el último día de Ramadán, el viernes pasado, hubo incitaciones a la violencia por parte de los musulmanes en Jerusalén. La policía tiene un protocolo de respuesta cuando eso pasa. Desde ahí ha habido muchas protestas en Jerusalén y, por el otro lado, desde Gaza, donde vive una población musulmana independiente pero dominada por un grupo terrorista llamado Hamas, empezaron a lanzar misiles. Supuestamente ellos no tienen para el pan, pero sí para misiles”, dice Silva, que se encuentra por unas semanas en Lima, pero sigue atenta todo lo que pasa en el país que la acogió.
Cuenta que hay mucha incertidumbre por los ataques aéreos y la violencia en las calles. “De hecho, un bus explotó el martes cerca al hospital que está por mi casa. En Israel siempre se tiene en cuenta la seguridad. Hay edificios en los que todos los departamentos tienen un cuarto que sirve de bunker. En otros edificios están en los sótanos, también los tienen los parques y centros comerciales”, cuenta.
Carmen Friger expresa su deseo de que el mundo sea empático con Israel. “No somos los malos de la película. Si ahora respondemos a los ataques es porque defendemos a Israel”, comenta.
“La paz es lo que se desea como eje principal de todo. Pero creo que esto va más allá, lo que desearía es la igualdad y empatía entre todos. Aquí hay una mezcla de razas y religiones”, concluye.
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