"Tuve la medalla de oro en la mano y vi las dos caras de Río"
"Tuve la medalla de oro en la mano y vi las dos caras de Río"

Fue algo rápido, pero que nunca olvidaré: tuve en la mano la medalla de oro de , esa que buscaron cerca de 11 mil atletas en estas Olimpiadas pero que pocos han podido asegurar.

Claro que no lo logré corriendo, saltando o nadando —admito que jamás lo habría hecho de esa forma.

La medalla de oro que toqué estaba guardada en el centro de prensa del Parque Olímpico y me la mostró alguien que trabaja allí, junto con una presea de plata y otra de bronce.

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Pero aun así fue un honor. Y pude distinguir su inequívoco brillo dorado, sentir el frío del metal precioso, contemplar la belleza de su diseño dentro de un estuche de madera.


La medalla de oro a la que la prensa tuvo acceso en el Parque Olímpico de Río. (Foto: BBC)

La medalla de oro a la que la prensa tuvo acceso en el Parque Olímpico de Río. (Foto: BBC)

Dejé la presea y me fui recordando que de niño soñaba con ganar una de esas, al igual que ahora sueñan mis hijos.

Pero también noté que, como la medalla, estas Olimpiadas tuvieron dos caras muy diferentes: quizá sean las más bipolares de todas.

Y yo fui testigo del proceso desde que llegué a Río, hace cinco años.

Fueron las primeras Olimpiadas que viví por dentro, toda una experiencia maravillosa.
Pero ahora que la llama olímpica se apagó, la ciudad afronta la triste realidad de una violencia que crece, una crisis económica que duele y varias cuentas pendientes de pago.

Y eso asusta.

--- Te digo blanco, te digo negro ---

Sobre estas Olimpiadas se ha dicho de todo… y exactamente lo contrario.

Unos sostienen que el legado es positivo, que hay “un mejor Río de Janeiro después de los Juegos”, como dijo en la ceremonia de cierre del domingo el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach.


El presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, dio un balance positivo de las Olimpiadas de Río 2016. (Foto: AP)

El presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, dio un balance positivo de las Olimpiadas de Río 2016. (Foto: AP)

Pero otros hacen un balance negativo y advierten que la gente de Río está "pagando el precio" del evento, como sostuvo hace una semana en The New York Times el columnista Michael Powell, tras recorrer favelas y barrios de la ciudad.

"Empresarios inmobiliarios multimillonarios y magnates de los medios han hecho una fortuna de las Olimpiadas; las investigaciones de sobornos y corrupción surgiendo de estos juegos son una industria creciente", escribió Powell.

Y, al día siguiente, otro columnista del mismo prestigioso diario, Roger Cohen, afirmó que los juegos "son buenos para Brasil y para la humanidad: una medicina necesaria".


La violencia continuó en las favelas de Río durante los Juegos Olímpicos. (Foto: BBC)

La violencia continuó en las favelas de Río durante los Juegos Olímpicos. (Foto: BBC)

El alcalde anfitrión, Eduardo Paes, prometió que Río sería "la ciudad más segura del mundo" en las Olimpiadas. Y tras un despliegue de 85 mil efectivos de seguridad, oí a muchos turistas decir que se sentían bien resguardados.

"¡Hemos salido cada noche hasta las 02:00 de la mañana!", me dijo, por ejemplo, Pam Peterson, una estadounidense de 55 años.

Pero durante las Olimpiadas continuaron los tiroteos entre policías y narcos en las favelas, con al menos 14 muertes reportadas.

Y también fueron asaltados con cuchillos figuras como el ministro portugués de Educación o el jefe de seguridad de la ceremonia inaugural, una bala perdida entró a un centro de prensa y un autobús con periodistas fue apedreado.

También escuché turistas y deportistas como el corredor jamaiquino Usain Bolt hablar maravillas de la atmósfera en las tribunas olímpicas, y a otros como el saltador francés Renaud Lavillenie decir que había “un público de mierda” que abucheaba atletas.

Y escuché elogios al transporte público para eventos olímpicos, así como quejas de que miles quedaban a pie cuando acababan las competencias tarde.


Para algunos deportistas, las aguas de la bahía de Guanabara no estaban tan sucias. (Foto: AP)