Por: Adrián Foncillas
Desde Beijing
Una asesoría itinerante para narcos fue el negocio ideado por un químico desempleado tres años atrás. Cientos o miles de kilos de metanfetaminas después, el profesor Xu fue detenido esta semana en un caso que parece inspirado en la serie estadounidense “Breaking Bad”. A Xu no se le conoce una enfermedad terminal que lo incline al delito, pero no queda atrás en visión comercial ni arrojo del célebre Walter White.
Una operación en Haizhu (provincia de Guangdong) en la que fueron detenidos seis narcotraficantes condujo hasta Xu. La policía confiscó 290 kilos de metanfetaminas ya elaborada en un laboratorio que contaba con cuatro grandes ollas de un metro de altura.
Los detenidos delataron a Xu como fuente de sus conocimientos y equipo: en apenas una semana les había ayudado a fabricar 150 kilos de lo que en la calle se conoce como cristal. Y ahí quedó al descubierto el negocio de Xu, arrestado un día después.
Su carrera delictiva había empezado incluso antes de ser despedido por una compañía química local. Compraba los ingredientes por separado en diferentes fábricas y los vendía a las bandas. Fue detenido en una ocasión y liberado por falta de pruebas.
Cuando se quedó sin empleo decidió reciclarse para reintroducirse en el mercado laboral: estudió hasta perfeccionar el procedimiento químico y añadió el servicio de asesoría al de suministro, según el rotativo “Southern Metropolitan Daily”.
Xu era bien conocido entre las bandas de narcotraficantes de todo el país, por donde había viajado en los últimos tres años vendiendo sus conocimientos: el profesor ofrecía a domicilio una semana de lecciones sobre cómo elaborar metanfetaminas por medio de componentes químicos como la efedrina, a cambio de 400.000 yuanes (65.000 euros). Xu había atraído la atención hacia su negocio de muchos jóvenes estudiantes de química.
Xu enviaba por correo los ingredientes químicos a las bandas y su amante de 30 años administraba una tienda por Internet que ofrecía drogas en todo el país.
China tiene una vieja relación con la droga. El opio vendido por Inglaterra en el siglo XIX atontó a su pueblo y, décadas después, Mao erradicó casi por completo las drogas. La apertura las ha devuelto, sobre todo entre clases jóvenes y urbanas. Despunta el uso de las sintéticas, a las que Beijing ha responsabilizado del auge de crímenes violentos por los desequilibrios mentales que causan.
Entre enero y setiembre, la policía contabilizó más de un centenar de crímenes relacionados con drogas sintéticas, una cifra superior a la acumulada en los cinco años previos.
En China hay 14 millones de adictos y la mitad consumen drogas sintéticas.