En un día regular, 1.100 vuelos de 200 destinos aterrizan en el aeropuerto de Hong Kong, el octavo más transitado del mundo. La paralización de sus operaciones, a causa del recrudecimiento de las protestas contra el gobierno de esta región administrativa especial de China, generó gran caos.
Patrick Cooper es un ingeniero químico peruano de 28 años que acaba de terminar una maestría en Hong Kong. Su vuelo de retorno a Lima fue postergado 14 horas. “Para lo que es usualmente Hong Kong, el ambiente está un poco tenso”, comenta a El Comercio antes de subir al avión.
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— ¿A qué nivel?
Esta ciudad se maneja entre varias burbujas. Hay partes donde está la mayoría de los extranjeros en la que el día a día funciona igual, no te enterarías de lo que está sucediendo porque la mayoría de protestas ocurren lejos.
— ¿Cuán lejos?
Últimamente se han enfocado en la zona del aeropuerto, que está en otra isla, y me parece que hubo un enfrentamiento con la policía en la península de Kowloon, a 7 estaciones de metro [de su casa, en Central].
— ¿Cuándo se produjeron las protestas en tu zona?
Al comienzo las manifestaciones se enfocaron en las zonas de Admiralty y Wan Chai, donde están las oficinas de gobierno. La zona de Central no la han tocado mucho, pero por 3 o 4 semanas hubo protestas en Sheung Wan, que está al costado. Ahí me encontré en medio de las protestas. Lanzaban gas lacrimógeno y nos afectó. Hoy es difícil pensar en una zona que no haya sido afectada.
— ¿Cuánto ha cambiado la vida en Hong Kong en estas últimas 10 semanas?
Primero eran los fines de semana, pero luego hubo marchas en días laborables. Hace dos semanas se bloqueó el metro en la hora pico, muchos no pudieron llegar a sus trabajos. Las protestas adoptan como estrategia irrumpir en la vida diaria de la ciudad para que la comunidad internacional se entere. Eso les ha hecho perder público, sobre todo los extranjeros por el tema del aeropuerto.
— ¿Han perdido apoyo?
Si bien hay quienes están en contra, estas protestas tienen aún mucho apoyo local. Es impresionante la organización de los manifestantes. Tienen personas en cada oficina de gobierno. Si este saca información falsa, para ellos es fácil desmentirlo. Además, tienen pancartas nuevas cada día, videos muy bien producidos, y todo eso viene del apoyo de la comunidad. Cuando hay problemas con la policía la gente de diferentes barrios les da comida y apoyo [a los manifestantes]. Se han puesto de acuerdo desde el comienzo en el proceder. Presentaron cinco propuestas y van a buscarlas por todos los medios.
— EE.UU. advierte de la presencia de paramilitares chinos en la frontera. ¿Se escucha allá sobre eso?
Bastante, pero no es la primera vez. La verdad es que China tiene un edificio en el medio de la ciudad, es la guarnición del Ejército Popular de Liberación. En teoría, solo actuarían con autorización del gobierno de Hong Kong, pero si quisieran realmente invadir la ciudad lo harían. No creo que China quiera que haya un video circulando por el mundo de cómo entra a Hong Kong con tanques.
— ¿Descartarías una intervención militar china?
No totalmente, pero me parecería raro que lo hagan por la frontera. Los medios chinos lucen ahora ‘en contra’ del Gobierno Chino, diciendo que está siendo muy permisivo. Pero sabemos que los medios chinos están controlados por Beijing, entonces en realidad estarían esparciendo entre la población la idea de que el régimen está siendo lo más conciliatorio posible antes de actuar.
— ¿Hubo cambios en la seguridad del aeropuerto a raíz de las protestas?
Han retrasado el tren de la ciudad al aeropuerto, antes corría cada 8 minutos, ahora cada 25. Al salir del tren te pones en cola y te revisan el pasaporte. Hay demoras en puntos de acceso donde antes solo había 2 o 3 personas. El gobierno se dio cuenta de que su talón de Aquiles era el aeropuerto.