Una historia de cinco siglos se quemó en el mítico Castillo Shuri, en Japón.
Un incendio de grandes proporciones volvió a reducir a polvo y cenizas gran parte de la emblemática fortaleza de Okinawa, que ha sufrido tantos pesares a lo largo de los siglos que algunos han llegado a creer que está embrujada.
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El fuego, que comenzó en la madrugada de este jueves (hora de Japón), destruyó completamente siete edificios del complejo, incluido su salón principal, y un total de 4.800 metros cuadrados de sus terrenos.
Según informó la televisora japonesa NHK, el incendio se mantuvo incontrolable por más de 11 horas y afectó la conocida Puerta Hoshin, una de las más emblemáticas del complejo.
Las autoridades japonesas dijeron que desconocen la causa del incendio y trabajaban en evaluar las potenciales pérdidas materiales en el recinto, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el 2000.
“El castillo Shuri es el símbolo de Okinawa. Lo hemos perdido. Estoy muy decepcionada”, afirmó la alcaldesa de la ciudad de Naha, Mikiko Shiroma.
El incendio del palacio, considerado “tesoro nacional de Japón” desde 1933, causó conmoción en la nación asiática y en otros lugares del mundo, al punto que su nombre se volvió tendencia en varias redes sociales.
Pero el fuego que lo devastó este jueves no es la primera tragedia que asola la antigua corte imperial de Okinawa.
De hecho, si es cierto que el pasado se repite, las llamas que arden sobre el Castillo Shuri, en Japón, podrían ser una prueba.
La joya de Okinawa
Fundado en a finales del siglo XV, se cree que fue en sus inicios una fortaleza (gusuku) que pronto ganó un lugar protagónico en la historia fundacional de Okinawa.
Y es que cuando el rey Shō Hashi conquistó y unificó la región y estableció el Reino Ryukyu, convirtió al Castillo Shuri en su residencia y desde entonces el palacio fue testigo de los grandes acontecimientos y batallas que marcaron las islas por 450 años.
La edificación no solo fue sede de la corte imperial, sino que también se convirtió en centro administrativo, punto neurálgico de comercio con el exterior, así como el corazón político, económico y cultural del reino.
Su arquitectura pronto llamó la atención como una de las más llamativas entre los palacios de Japón.
A diferencia de otros castillos en el archipiélago, Shuri adoptó elementos funcionales y decorativos similares a los de la arquitectura china, por lo que ha sido muchas veces comparado con la Ciudad Prohibida de Pekín.
Sin embargo, lo que veían los cientos de turistas que visitaban cada día el castillo poco tenía que ver con su construcción original.
A lo largo de sus 500 años, Shuri fue destruido en varias ocasiones y rehecho sistemáticamente con fotografías, grabados, textos o imágenes que se conservaban de los días gloriosos de su pasado.
Una historia de tragedias
Y es que el fuego que asoló este jueves el castillo no es el primero que reduce a cenizas la instalación: de hecho, Shuri ha sufrido un incendio casi cada siglo.
Poco después de su fundación, en 1453, las llamas asolaron el castillo y luego se reportaron nuevos incendios en 1660, 1709 y 1945.
A inicios del siglo XVI, las fuerzas samurái del dominio feudal japonés también tomaron Shuri, derrocaron a su rey y se mantuvieron allí por casi dos años.
Las fuerzas de Estados Unidos también forzaron su entrada al castillo a mediados del XIX y poco después, cuando el reino fue anexado por Japón en 1879, el ejército imperial utilizó la fortaleza como cuartel.
Tras años de decadencia, estuvo a punto de ser demolido en 1923, cuando se salvó tras las gestiones de un reconocido arquitecto local que batalló para que fuera considerado un santuario sintoísta.
Pero durante la II Guerra Mundial, el Ejército Imperial Japonés volvió a establecer su cuartel general en el subsuelo del castillo lo que, al final de la contienda, en 1945, lo convirtió en blanco predilecto de los ataques de ofensiva de los Aliados.
Durante la Batalla de Okinawa, el castillo fue bombardeado durante tres largos días y los impactos y los incendios que dejaron los explosivos lo redujeron otra vez a cenizas.
Para los estadounidenses, su asedio y rendición fue "un hito" de la campaña y los historiadores aseguran que fue visto como un duro golpe para la moral de los japoneses.
Pocos años después de la guerra, lo que sobrevivió, fue utilizado como parte de una universidad y en 1958 comenzó a ser restaurado.
Sin embargo, no fue hasta finales del siglo XX cuando los edificios principales y las murallas de Shuri volvieron a ser reconstruidos.
Tras el incendio que volvió a destruirlo este jueves, las autoridades de Japón han prometido levantarlo otra vez de las cenizas, como el ave Fénix de Okinawa que ha sido por más de cinco siglos.