Las autoridades rusas han abierto un nuevo museo en Moscú dedicado a las millones de personas que fueron oprimidas en los campos de trabajo soviéticos entre 1930 y 1950, en el llamado sistema del Gulag.
La inauguración, el viernes pasado, coincidió con el día nacional del recuerdo de las víctimas del dictador soviético Joseph Stalin.
Antes, se leyeron en voz alta los nombres de miles de víctimas cerca de Lubyanka, otrora base de la policía secreta KGB.
El nuevo museo del Gulag es mayor que el anterior, fundado en 2001.
Bajo el mando del presidente Vladimir Putin, las autoridades rusas han mostrado una tendencia a restar importancia a los crímenes de Stalin, centrándose más en su papel en la victoria soviética sobre los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Retratos de Stalin han reaparecido en público, al ser considerado tabú durante décadas tras su muerte y después de la denuncia en 1956 del estalinismo por su sucesor comunista, Nikita Khrushchev.
El nuevo museo de cinco plantas muestra objetos personales de los prisioneros del Gulag, la dimensión de las celdas, y las puertas originales de los campos en las regiones remotas de Magadan, Anadyr y Vorkuta.
Hasta 170 prisioneros eran recluidos estrechamente en cada celda.
También se exhiben objetos recuperados de las zanjas donde ejecutaban a los prisioneros, como balas, casquillos y cables utilizados para atar a las víctimas.
Puertas escalofriantes
Se estima que 20 millones de personas murieron durante el reino del terror de Stalin.
En la cima del terror, en la década de 1930, se ejecutaron en masa a víctimas acusadas de conspirar contra el poder soviético.
Al entrar en el museo, los visitantes oyen el escalofriante ruido metálico de las puertas al cerrarse y el sonido de los pasos en los pasillos de la prisión.
"Quiero que los visitantes puedan tocar las puertas y sumergirse en este ambiente, sentirlo", le dijo el director del museo, Roman Romanov, al diario gubernamental Rossiiskaya Gazeta.
Un enorme mapa de Rusia muestra la ubicación de los campos, descritos en detalle por Alexander Solzhenitsyn en su libro "Archipiélago Gulag", prohibido en su momento por las autoridades soviéticas.
Los visitantes también pueden leer sobre las experiencias y el sufrimiento de los prisioneros.
Aunque se centra en el periodo de Stalin, el museo no incluye la persecución que ocurrió contra los disidentes del sistema soviético tras la muerte de Stalin.