Ankara. Pocas mujeres estarían encantadas de enterarse de que su marido está detenido. Sumeyye Yilmaz es una de ellas. Se llevó una alegría inmensa cuando recibió una llamada de la policía anunciándole la noticia.
Habían transcurrido más de ocho meses desde Mustafa Yilmaz desapareció. Al principio le costó creerse lo que le decía la policía.
"Hay muchos Mustafa Yilmaz, no quería decepcionarme", declaró la mujer a la AFP. Pero era él y al día siguiente lo abrazó.
La policía le explicó que su marido había sido "encontrado" el 21 de octubre con buena salud, pero ella se dio cuenta inmediatamente que había adelgazado mucho. Su cara, sus manos, cuenta, estaban "completamente congeladas".
Sumeyye Yilmaz no puede probarlo, pero teme que su esposo fue torturado. Mustafa Yilmaz se niega a decir dónde estuvo durante esos ocho meses, y se limita a decir que "se escondía".
Su esposa lo duda: acababa de comenzar un nuevo trabajo cuando desapareció en febrero y no tenía motivos para hacerlo.
“Desapariciones forzadas”
Según el recuento de parlamentarios y activistas locales, el fisioterapeuta de 33 años es uno de los 28 hombres que los servicios de seguridad turcos habrían hecho desaparecer desde la intentona golpista de julio de 2016.
El método recuerda las prácticas de la década de 1990 contra los opositores políticos en Turquía.
Las razones de la desaparición de estos hombres son un misterio, como también lo es su repentina reaparición en una comisaria. Las autoridades turcas no han respondido a las preguntas de la AFP sobre el tema.
Ozturk Türkdogan, de la Asociación de Derechos Humanos turca, estima que las desapariciones son obra de una “unidad” de los servicios de seguridad que luego los entrega a la policía.
“Estas personas son objeto de una investigación judicial. Su reaparición es revelada generalmente cuando ya están en manos de la policía”, explica.
“Pero estas personas no dicen nada a sus familias ni a sus abogados”, agrega.
Mustafa Yilmaz fue condenado a seis años de prisión por su pertenencia al movimiento del predicador Fethullah Gulen, acusado de haber fomentado el fallido golpe de Estado de 2016, pero fue liberado al comienzo de 2019 en espera de que se examine la apelación.
Yilmaz forma parte de un grupo de seis hombres que desaparecieron con pocos días de intervalo, en febrero de 2019. Todos tenían supuestos vínculos con la organización de Gulen, pero sus casos son únicos en un país donde decenas de miles de personas han sido arrestadas oficialmente o suspendidas desde la intentona golpista.
En julio, cuatro de estos hombres “reaparecieron” de repente, como Yilmaz, en una celda de una comisaría.
El último de ellos es Gokhan Turkmen. Reapareció el 5 de noviembre, pocos días después de Mustafa Yilmaz. Amnistía Internacional afirmó que su esposa también notó “una pérdida de peso significativa y una tez muy pálida”.
Grupos de defensa de los derechos humanos han exhortado a las autoridades turcas a investigar las circunstancias de lo que describen como “presuntas desapariciones forzadas”.
“Como una pesadilla”
Algunos casos de desapariciones más recientes son inexplicables.
El 6 de agosto Yusuf Bilge Tunç, de 35 años, desapareció sin dejar rastro. Se le acusaba de tener vínculos con los gulenistas, lo que él siempre negó.
Su esposa, que pide mantener el anonimato, dice que nunca ha habido una “investigación activa” sobre su desaparición.
Sus tres hijos, dice, hacen cada vez más preguntas sobre su padre. “Es una pesadilla”, afirma entre sollozos.
La familia Tunc, con la ayuda de un diputado de la oposición, ha hecho un llamamiento a organizaciones locales e internacionales, incluido el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, pero hasta ahora fue en vano.
La reaparición de otras personas desaparecidas le da esperanza. “Soporto su ausencia aferrándome a la idea de que volveré a verlo, a abrazarlo”, asegura.
Fuente: AFP