París. Los franceses han salido a las calles este martes para seguir presionando al gobierno, que el miércoles publicará su controvertida reforma de las pensiones, en medio de una fuerte huelga de transportes que cumple seis días y paraliza parte de Francia.
Antes de que despuntara el día, miles de personas ya iban a pie o en bicicleta a sus lugares de trabajo en París, la ciudad más afectada por la huelga.
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El metro, los autobuses y los trenes suburbanos no funcionaban o circulaban a cuentagotas en una capital paralizada y caótica. A la huelga se sumaron además otros gremios como algunos médicos y profesores, lo que hizo que hubiera escuelas y guarderías cerradas.
Pasado el mediodía, cientos de personas, con pancartas y banderas comenzaron a concentrarse cerca de la explanada de los Inválidos, en el centro de París, punto de partida de una gran manifestación que recorrerá la capital de Francia.
El jueves pasado, en la primera manifestación tras el inicio de esta huelga, salieron a las calles más de 800.000 personas en todo el país.
“¡Huelga, huelga, huelga hasta que Macron retire su reforma!”, coreaban los manifestantes el martes.
Los sindicatos han prometido mantener el pulso hasta que el gobierno de Emmanuel Macron retire totalmente su reforma que consiste en la creación de un “sistema universal” de pensiones que reemplazará a los 42 regímenes actuales, que permiten jubilaciones anticipadas y otros beneficios a ciertas categorías profesionales.
Del proyecto del gobierno sólo se conocen algunos puntos ya que será publicado el miércoles por el primer ministro, Edouard Philippe, pero todo hace prever que las protestas y las huelgas no terminarán por arte de magia tras los anuncios.
“Las manifestaciones no van a detenerse porque yo haga un discurso el miércoles. Al contrario, mi discurso suscitará nuevas preguntas. Y es normal”, dijo el propio Philippe el martes.
Por ahora, una mayoría de los franceses apoya esta huelga porque temen una precarización de sus condiciones de jubilación después de la reforma.
Atascos, confusión y mucha paciencia
El martes, nueve de las 16 líneas de metro de París seguían cerradas, por sexto día consecutivo, y solo un cuarto de los autobuses de la ciudad funcionaban, debido a piquetes de huelga que bloqueaban las salidas en las terminales.
Los trenes suburbanos circulaban también a cuentagotas, por lo que muchos usuarios recurrieron a sus automóviles particulares y se crearon cientos de kilómetros de atascos en los accesos a la capital desde las primeras horas de la mañana.
“Salimos a las 06:00 de la mañana para evitar los atascos pero ha sido imposible... En 30 minutos hemos avanzado apenas 5 kilómetros”, dijo a la AFP Petra Osuna, residente en Vitry, un suburbio al sur de París.
En las estaciones ferroviarias, la situación era también confusa. Apenas 20% de los trenes de larga distancia circularán este martes, por lo que los usuarios han tenido que buscar otras opciones como compartir coches o tomar autobuses para llegar a sus destinos.
Además, cientos de vuelos, sobre todo internos, han sido cancelados y siete de las ocho refinerías del país estaban bloqueadas, lo que hace temer una escasez de carburante.
“Tengo cuatro hijos, dos se quedaron en casa. Muchos profesores están de huelga y otros no pueden venir porque no hay transportes”, cuenta resignada una mujer frente a una escuela primaria en el distrito 19, al norte de París, que estaba parcialmente abierta.
Una huelga ilimitada fue también convocada entre los médicos internos para denunciar “recortes presupuestarios” y un “deterioro de sus condiciones laborales” que, según ellos, están poniendo en peligro la atención médica pública en Francia.
La huelga en los transportes afectaba también a los turistas, que estaban obligados a recorrer decenas de kilómetros a pie o alquilar bicicletas o monopatines para visitar las principales atracciones de París.
“¡Hemos gastado una fortuna en taxis!”, lamentaba Stuart, un turista estadounidense de unos 60 años.
Sindicatos optimistas
“Sé que la movilización va a ser fuerte, será incluso más fuerte que la de la semana pasada”, afirmó el Secretario General de del sindicato Fuerza Obrera (FO), Yves Veyrier.
Los sindicatos consideran que el actual sistema de pensiones de los empleados de las empresas de ferrocarriles o los marinos, entre otros, fueron creados para compensar el riesgo y el desgaste que entrañan sus profesiones.
“Nada cambia en el objetivo del gobierno: acabar con nuestro régimen de pensiones solidario para reemplazarlo por un sistema individualizado donde todos saldrán perdiendo”, estiman líderes de la CGT, otro sindicato.
“Es una reforma indispensable para el país”, subrayó por su parte Macron.
La prensa de Francia afirmaba el martes que el gobierno hará algunas concesiones en sus anuncios del miércoles. El ejecutivo francés está en una situación delicada y con un contexto social ya muy tenso debido a la movilización desde hace más de un año de los “chalecos amarillos” y al exacerbado descontento en diversos gremios como hospitales, profesores, trabajadores ferroviarios, agricultores o policías.
Fuente: AFP