Rusia intensificó la ofensiva en la región del Donbás, en el este de Ucrania, reivindicó este sábado el control de la estratégica localidad de Limán y afirmó que probó con éxito un misil hipersónico en el Ártico.
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El ministerio de Defensa ruso aseguró que controla la localidad de Limán, un punto clave en su avance en el este de Ucrania, que allana a sus tropas el camino hacia Sloviansk, que Kiev arrebató a los separatistas prorrusos en 2014, Severodonetsk y Kramatorsk, capital de la región de Donetsk que sigue bajo control de Ucrania.
“Tras acciones conjuntas de las unidades de la milicia de la República popular de Donetsk y de las fuerzas armadas rusas, la ciudad de Limán ha sido totalmente liberada de los nacionalistas ucranianos”, dijo en un comunicado el ministerio ruso de Defensa.
El presidente ucraniano Volodimir Zelenski reconoció en un video que “la situación en el Donbás es muy, muy difícil”.
Zelenski aseguró que “si los ocupantes piensan que Limán y Severodonetsk serán suyas, se equivocan”. “El Donbás será ucraniano”, reiteró.
Un jefe policial de los separatistas prorrusos de Lugansk, citado por la agencia rusa de noticias Ria Novosti, afirmó que “Severodonetsk está actualmente rodeada” y las fuerzas ucranianas están atrapadas.
Pero el gobernador de Lugansk, Sergei Gaidai, aseguró por Telegram que es un error decir que la región vaya a caer bajo “control total del enemigo” ruso en “uno, dos o tres días”.
“Lo más probable es que no” lo tomen, pero “tal vez para evitar ser rodeados, podría haber una orden de retirada de nuestras tropas”, admitió.
Tras la infructuosa ofensiva sobre Kiev y Járkov (noreste) al inicio de la guerra lanzada por Rusia el 24 de febrero, las fuerzas rusas se concentraron en el este de Ucrania para controlar la cuenca minera del Donbás, que desde 2014 está parcialmente en manos de separatistas prorrusos apoyados por Moscú.
Entretanto en una demostración de poderío, el ejército ruso anunció que había realizado otro ensayo exitoso del misil de crucero hipersónico Zircon, desde la fragata “Almirante Gorshkov”, en el mar de Barents, hacia un objetivo situado a 1.000 kilómetros, en aguas del mar Blanco, en el Ártico.
- Francia y Alemania instan a Putin a negociar -
En el plano diplomático, el presidente francés Emmanuel Macron y el canciller alemán, Olaf Scholz, instaron al presidente ruso, Vladimir Putin a iniciar “negociaciones directas y serias” con su par ucraniano.
En una conversación telefónica le pidieron además que libere a los 2.500 combatientes ucranianos que se atrincheraron en la acería Azovstal en Mariúpol (sur), y fueron hechos prisioneros por los rusos.
La guerra en Ucrania, que es una potencia agrícola, agitó el fantasma de una crisis alimentaria, ya que el país no puede exportar sus cereales por el bloqueo de sus puertos.
Putin propuso esta semana ayudar a “superar la crisis alimentaria” a condición de que antes se levanten las sanciones contra Moscú, lo que motivó denuncias de chantaje.
Pero este sábado, el presidente ruso aseguró que va a permitir la exportación de cereales desde Ucrania, sobre todo por vía marítima.
- Putin advierte sobre una “desestabilización” -
Kiev volvió a reclamar más armas occidentales.
“Algunos aliados evitan dar las armas necesarias por temor a una escalada. ¿Escalada? Rusia utiliza ya las armas no nucleares más pesadas, quemando gente viva. Tal vez sea el momento (...) de darnos” lanzadores de cohetes múltiples, expresó por Twitter el asesor presidencial ucraniano Mijailo Podoliak.
Medios estadounidenses citaron esa posibilidad, pero el portavoz del Pentágono, John Kirby, no lo confirmó.
“Seguimos comprometidos a ayudarlos a vencer en el campo de batalla”, aseguró.
El primer ministro británico, Boris Johnson, prometió el continuo apoyo de su país “incluyendo la ayuda para entregar el armamento que necesiten” en una llamada con Zelenski, informó su despacho.
Por su parte, Putin advirtió en la conversación con los líderes de Alemania y Francia contra los “peligros” de una “mayor desestabilización”.
En el frente religioso y en una decisión sin precedentes, la Iglesia ortodoxa ucraniana, vinculada hasta ahora a Moscú, cortó sus relaciones con las autoridades espirituales rusas, que apoyan al presidente ruso, Vladimir Putin.
La iglesia pronunció “la plena independencia y autonomía de la Iglesia ortodoxa ucraniana”, según un comunicado en el que señaló que sus relaciones con la dirección moscovita eran “complicadas o inexistentes” desde el inicio del conflicto.
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