Los malos resultados de las últimas evaluaciones de comprensión lectora entre los alumnos llevaron al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a tomar medidas en la formación escolar.
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Apurados por la urgencia, el intendente Horacio Rodríguez Larreta y la titular de Educación de la capital argentina, Soledad Acuña, anunciaron el mes pasado en una conferencia la prohibición del lenguaje inclusivo en los colegios porteños.
Según los funcionarios, la decisión que impide usar terminaciones de género con ‘e’, ‘x’ y ‘@’ busca “ordenar el uso del lenguaje para facilitar el proceso de aprendizaje de los estudiantes”.
La restricción detonó una polémica que excedió la discusión lingüística o educativa. Varios especialistas destacan el fuerte componente político que tiene el uso de esta práctica discursiva.
Silvina Molina Lardit, editora de Género y Diversidades en la agencia Télam, explica que el lenguaje inclusivo no solo se trata de utilizar la ‘e’, sino que está relacionado con el respeto a las maneras en que distintas personas quieren ser nombradas.
“Las personas LGBT nos dicen cómo quieren ser nombradas según sus identidades. No creo que estos pedidos de inclusión puedan afectar la educación. Al contrario, la enriquecen porque así se educa a la niñez mostrando lo diversa que es la sociedad”, refiere a este Diario.
“En la escuela hay que respetar el idioma español porque los índices muestran que no podemos esperar un día más; además, se puede comunicar de manera inclusiva sin modificar la lengua”.
Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
“No será desde España que nos van a explicar las palabras que usamos, aquí no nos gusta prohibir, hay que rebelarse pensando en los otros, hablen como quieran”.
Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires
Para el lingüista y lexicógrafo Santiago Kalinowski, esta medida coercitiva no tendrá ningún impacto en la mejora educativa, ya que no existe una abundancia del estímulo. “No es que haya manuales de lengua que vengan con inclusivo, tampoco hay clases de inclusivo. Es un uso difuso, esporádico, que no tiene chance de interferir con la adquisición de competencia de escritura y lectura”, dice en diálogo con El Comercio.
Por otro lado, instituciones involucradas en la temática, como la Academia Argentina de Letras y la Academia Nacional de Educación, respaldaron el veto al lenguaje inclusivo.
El investigador y docente de la Universidad Nacional de Mar del Plata José María Gil considera que, si bien la lingüística no debe regir el habla cotidiana, tiene sentido adoptar normas cuando las interacciones se dan en el ámbito educativo.
“A partir de observaciones, se identifica que el lenguaje inclusivo puede generar cierta perturbación de la comprensión y producción, ya que hace que los hablantes se preocupen más en la forma que en los conceptos”, nos dice el estudioso.
Gil refiere que el uso del lenguaje inclusivo en el país está mucho más asociado a sectores instruidos y politizados, interesados en promover la igualdad de género, pero que es poco aplicado en segmentos populares: “No es un fenómeno de habla real. Es un caso más de planificación lingüística que de cambio lingüístico”.
Identidad partidaria en juego
La resolución sumó un nuevo capítulo a la grieta partidaria en Argentina. Uno de los primeros en cuestionar públicamente la medida de Rodríguez Larreta (figura presidenciable de la alianza de centroderecha Juntos por el Cambio) fue el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, del partido Frente de Todos (coalición peronista que dirige el país). En un acto con estudiantes de escuelas primarias, instó a los chicos a rebelarse, “ya que nos gusta que puedan expresarse”.
Para Molina Lardit, la intervención de dos referentes de las mayores fuerzas políticas muestra que el uso del lenguaje inclusivo es un tema relevante e incluso de cálculo electoral. “Si no importara nadie hablaría de eso, ni menos los políticos lo pondrían en agenda”, señala.
Guía del Gobierno para una nueva comunicación:
Propuesta | Hay que evitar | Se puede reemplazar por… |
---|---|---|
1. Usar términos genéricos colectivos y abstractos | Ciudadanos Los argentinos | La ciudadanía La población argentina |
2. Construcciones metonímicas | Los directores Los secretarios Los presidentes | Dirección Secretaría Presidencia |
3. Anteponer la palabra ‘persona’ | Los usuarios del servicio Los licenciados | Las personas usuarias del servicio Las personas licenciadas |
4. Aposiciones explicativas | “El objetivo es proporcionar a los estudiantes una formación plena” | “El objetivo es proporcionar a estudiantes varones, mujeres y LGTBI una formación plena” |
5. Desdoblar | Los diputados | Las diputadas y los diputados |
6. Utilizar la ‘x’ | Todos | Todxs |
7. Utilizar la barra (/) | Juez | Juez/a/x |
8. Sustituir sustantivos por adjetivos | “El equipo de directores” | “El equipo directivo” |
9. Utilizar formas no personales | “El candidato debe completar” | “Es necesario completar” |
10. Preposición seguida de sustantivo | Habilitado Autorizado | Con habilitación Con autorización |
Fuente: Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad
Muchas veces las posturas a favor y en contra de los líderes políticos terminan llevando el debate del lenguaje inclusivo a filiaciones partidarias. Kalinowski refiere que el primer paso para el choque en esta discusión lo dio el Frente de Todos cuando en la última campaña presidencial intervino su logo con la ‘x’. “Entonces el inclusivo se empezó a asociar con ser kirchnerista”, expresa.
Kalinowski señala que hubo algunos hitos institucionales que reforzaron esa asociación. Cita casos como el del Ministerio de Salud que adoptó a inicios de este año el habla inclusiva en sus comunicaciones. “En ese contexto, esta prohibición no hizo sino poner el último clavo de la grieta”, apunta.
Amparo judicial
Lejos de aquietarse las aguas, en los últimos días se sumaron más capítulos al debate y la batalla ya llegó a los juzgados. El Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) apoyó el recurso de amparo que presentó la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT) contra el gobierno porteño por la decisión de prohibir el uso del lenguaje inclusivo en las escuelas.
Un 43% de bonaerenses considera que la prohibición de Rodríguez Larreta es “una preocupación genuina por el aprendizaje”.
Un 27% calificó la disposición como “una postura política”, todo ello según un reciente sondeo de las consultoras D’Alessio-Irol y Berenztein.
“Ellos cancelan una definición identitaria, y el lenguaje no se puede cancelar”, dijo la titular del Inadi, Victoria Donda.
A la audiencia pública acudieron tanto funcionarios de la Ciudad de Buenos Aires como activistas LGBT para exponer sus posturas opuestas. En los próximos días, el Ministerio Público Tutelar, organismo encargado de garantizar los derechos de niños y adolescentes, deberá emitir su posición y luego la jueza Romina Tesone determinará si hace lugar a los amparos.
Mientras tanto, en bares, lugares de trabajo, calles y casas, la discusión continúa abierta. Sin ganadores ni perdedores, ni documentación sólida, por el momento el debate del lenguaje inclusivo parece anticipar un nuevo ítem en la próxima contienda electoral. Y una batalla que puede correr como reguero de pólvora en otros países de nuestra región.
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