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Redacción EC

Bogotá. [Reuters]. Los residentes de la capital de , , tomaron este jueves bicicletas, scooters, autobuses y taxis para movilizarse debido a la prohibición de circulación de automóviles particulares y motocicletas por un día al año, en un intento por impulsar un transporte más ecológico y reducir la contaminación.

El día sin carro es una iniciativa de la Alcaldía de Bogotá que comenzó hace dos décadas para alentar a los residentes de la ciudad de más de 7 millones de habitantes a elegir formas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.

“¡Hagamos parte de la transformación de la ciudad y el planeta!”, dijo en su cuenta de Twitter la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, quien recorrió en bicicleta las calles de la ciudad. La ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez, también se desplazó a su lugar de trabajo en bicicleta.

La prohibición de circulación exoneró a los camiones de reparto, los autobuses escolares y los vehículos blindados al servicio de altos funcionarios del gobierno.

Los servicios de transporte de pasajeros Beat y DiDi también estuvieron fuera de circulación entre las cinco de la mañana y las nueve de la noche.

El ruido habitual de las bocinas de los automóviles durante las horas de mayor congestión del tráfico de la mañana fue reemplazado por el ligero sonido de las campanas de las bicicletas, mientras un fuerte sol golpeaba a la ciudad.

Unos 1,8 millones de vehículos privados y 460.000 motocicletas quedaron fuera de circulación, según cifras de la Alcaldía de Bogotá.

El odontólogo Ricardo Menestry, de 60 años, que va en bicicleta al trabajo todos los días, dijo que la iniciativa tenía ventajas y desventajas, pero que estaba más a favor.

“Se reduce el número de pacientes un poco este día”, afirmó. “Se colabora un poquito con el planeta. Lo apoyo un 75%. Pueden hacer un par más al año, pero solo un par más”.

Pero no todos estuvieron entusiasmados con la prohibición de circulación de automóviles particulares y motocicletas por 16 horas.

Olga Cristancho, de 42 años, quien tiene un puesto de venta de café y galletas en un kiosco del norte de Bogotá, dijo que su viaje desde las afueras de la ciudad fue más difícil de lo habitual porque su esposo no la pudo llevar en la parte trasera de la motocicleta.

“Vine en bus, me toco madrugar. Nunca había visto una fila tan grande para el bus”, aseguró.

Cristancho aseguró que los negocios tuvieron una actividad reducida en la mañana, posiblemente porque las personas que generalmente dependen del uso de sus propios automóviles o motocicletas decidieron no ir a sus lugares de trabajo.

No hay trancones, pero el día sin carro perjudica mucha gente”, afirmó.




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