A menos de cinco meses para que comience el Mundial de fútbol 2014, unos 4 mil brasileños protestaron hoy en diferentes ciudades del país en contra de la organización del torneo, aunque las manifestaciones tuvieron un peso mucho menor del esperado por los convocantes.
Las protestas, que transcurrieron en su mayoría de manera pacífica, contaron con varios brotes de violencia en Sao Paulo, pero no llegaron a sacudir al país como ocurrió durante el pasado junio, a raíz de la celebración de la Copa de las Confederaciones.
El manifiesto de la convocatoria denuncia, entre otros hechos, el sobrecosto en los gastos previstos en la organización del Mundial.
"Es absurdo que Brasil organice una Copa del Mundo porque hay problemas como la salud, la educación y la vivienda que están en condiciones pésimas. En el noreste hay situaciones dramáticas", afirmó a Efe Daivis Souza, quien participaba en la protesta de la capital paulista.
Aunque en la víspera de la jornada más de 40.000 personas habían confirmado su presencia a través de las redes sociales, la protesta tuvo una baja intensidad en cuanto a seguimiento, ya que en Sao Paulo, una de las más concurridas, el número de manifestantes no superó los 2.500, informó la Policía Militar.
Las marchas se repitieron en otras ciudades como Brasilia, Porto Alegre y Belo Horizonte, también sedes del Mundial 2014, aunque en la mayoría de casos el número de personas que acudieron para expresar sus reivindicaciones no fue mayor de 200, según medios locales.
Estallidos de violencia
En Sao Paulo, un grupo reducido de manifestantes rompió los cristales de varias entidades bancarias y un concesionario de autos. También incendiaron un carro.
En Río de Janeiro, donde se jugará la final de la Copa del Mundo, la concurrencia no fue tan elevada como en las manifestaciones vividas en junio, que forzaron al Gobierno a anunciar sendos planes en las áreas de salud y transporte para atender a las demandas de los brasileños.