Renzo Giner Vásquez

Conforme pasan los días en , la sociedad comienza a asimilar lo que vivieron el domingo.

El presidente entrando al Parlamento flanqueado por militares armados, una escena religiosa en la mitad de la casa legislativa y un llamado a la insurrección.

Esas son solo parte de la intensa jornada que se vivió el fin de semana en El Salvador, país atrapado en medio de la disputa entre el Ejecutivo y la Asamblea Legislativa - dominada por los partidos opositores Arena y FMLN- por un préstamo que el mandatario asegura necesitar para implementar su plan de seguridad y que los diputados se niegan a aprobar argumentando falta de transparencia.

El Comercio conversó al respecto con Roberto Rubio, director ejecutivo de la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde), una organización dedicada a formular políticas para el desarrollo de la población salvadoreña.

Roberto Rubio, director ejecutivo de la Fundación Nacional para el Desarrollo. (Funde)
Roberto Rubio, director ejecutivo de la Fundación Nacional para el Desarrollo. (Funde)

¿Cómo calificaría lo sucedido el domingo en su país?

Me viene a la mente lo que hizo Fujimori con el Parlamento en el Perú. Bukele se tomó la Asamblea Legislativa, lo hizo con el Ejército y la Policía. El presidente de la Asamblea, de hecho, estaba arriba, no quiso bajar porque es quien puede ordenar quién entrar. Sin embargo, Bukele, de una manera muy prepotente ingresó, se sentó en la silla del presidente del Parlamento y los simbolismos fueron muy negativos para un país que ha vivido una dictadura militar. Ver a los militares en la Asamblea Legislativa fue algo que nos chocó, para muchos golpeó bastante.

Tras tres días, y tomando en cuenta que la Presidencia ha indicado que respetará la orden de la Corte Suprema, ¿persiste el temor a un golpe de Estado?

El presidente tiene un talante muy autoritario. El hecho de que vengamos de un Gobierno confrontado con EEUU, con los empresarios y pase a uno con cercanía con esos dos actores y mucha popularidad, lo cegó un poco. Pensó que tenía cartas para hacer lo que quería. No entendió que en este país hay límites que no se pueden pasar. En el 2006, cuando un grupo del FMLN quiso volver a la lucha armada la reacción fue parecida: la comunidad internacional, la sociedad civil y los medios se volvieron en contra. Bukele no calculó bien, estaba muy cegado por su popularidad, por ser el presidente más cool del mundo. Pensó que todos los iban a apoyar. Acá tenemos una mala imagen de los diputados, nuestra organización ha sido crítica con Arena y el FMLN, pero tampoco podemos hacer esto. Fue un error, producto de una inmadurez.

¿Fue solo un mal cálculo o estamos ante los primeros pasos de un dictador?

Creo que es un presidente que no pudo hacer lo que quiso porque no lo dejamos. En otras circunstancias, con una sociedad más pasiva, con una comunidad internacional más complaciente, lo hubiera hecho. Creo que lo puede intentar otra vez, es por su talante.

Las Fuerzas Armadas apoyaron públicamente a Bukele, en América Latina eso suele ser decisivo…

En el barómetro de corrupción que elabora Transparencia Internacional, tanto la Policía como el Ejército tenían una buena percepción, era positiva. Pero poco a poco se fueron deteriorando. Eso se debe a que poco a poco las Fuerzas Armadas se han ido involucrando en un rol de control interno, eso le corresponde a la Policía Nacional Civil. El Ejército no puede ser deliberante, no puede tener un rol en la parte política. Eso ensucia a las Fuerzas Armadas. De hecho, acaba de renunciar un capitán por eso, porque sintió mancillada a la institución.

Soldiers stand inside the national congress as the president of El Salvador Nayib Bukele assist to a special session to push for the approval of funds for a government security plan in San Salvador, El Salvador February 9, 2020. REUTERS/Victor Pena

Militares armados ingresaron junto a Nayib Bukele para asegurar la toma de la Asamblea Nacional. La imagen, según Rubio, despertó viejos temores en una sociedad que ya vivió en dictadura militar. (Reuters)
Soldiers stand inside the national congress as the president of El Salvador Nayib Bukele assist to a special session to push for the approval of funds for a government security plan in San Salvador, El Salvador February 9, 2020. REUTERS/Victor Pena Militares armados ingresaron junto a Nayib Bukele para asegurar la toma de la Asamblea Nacional. La imagen, según Rubio, despertó viejos temores en una sociedad que ya vivió en dictadura militar. (Reuters)
/ VICTOR PENA

Bukele mencionó el artículo 87 de la Constitución para llamar a la insurrección popular. ¿Eso fue constitucional?

Para nada. Con ese artículo el presidente estaba fomentando la violencia. Y varios de los que lo acompañan llamaban a que el pueblo se levante contra el Parlamento. La intención de fondo del presidente fue anular a la Asamblea Legislativa, lo que pasa es que no pudo. Creo que Estados Unidos también mandó un mensaje contundente diciendo que ese era un límite que no iban a aceptar. Que el presidente intentara irrespetar a otro órgano del Estado mediante la violencia no es insurrección es sedición. Creo que se dio cuenta a tiempo, recibió diferentes mensajes de diferentes sectores y tuvo que retroceder.

Hemos visto fotos de gente apoyando a Bukele y otra acusándolo de fascista, ¿cómo está dividida la sociedad salvadoreña frente a este tema?

Es difícil analizarlo en unos pocos días. Sin embargo, no hay duda de que esto le traerá un costo político a Bukele. Los fanáticos puede que le aplaudan todo lo que haga, pero el presidente tuvo mucho voto prestado. Mucha gente que votó por él, no sé cuánta, no voto por él sino en contra de Arena y del FMLN porque estaban hastiados. Quería cambios. Pero si ven que no hay cambios sino involución, si ven que su empleo no mejora, no hay acceso al agua, el transporte aún no mejora, eso le sienta mal a una porción de la población. Su popularidad se va a reducir, no sé cuánto, pero lo hará.

Todas las organizaciones civiles salvadoreñas y gran parte de la población rechazaron públicamente las acciones de Bukele en el Parlamento y salieron a marchar a las calles en protesta. (Reuters)
Todas las organizaciones civiles salvadoreñas y gran parte de la población rechazaron públicamente las acciones de Bukele en el Parlamento y salieron a marchar a las calles en protesta. (Reuters)
/ JOSE CABEZAS