La vida cotidiana del venezolano cada vez está más afectada por la escasez de bienes y servicios. No solo alimentos básicos y medicinas faltan en los anaqueles de los establecimientos comerciales, sino también repuestos para vehículos, piezas y partes para computadoras y celulares, e incluso hasta productos de uso personal como afeitadoras y acetona.
“Hay una gran incertidumbre no solo para el empresario, sino también para el ciudadano que no consigue lo que necesita. El acceso a las divisas sigue siendo limitado, y a eso se suma que los lapsos para importar los productos son largos. El resultado se ve en los anaqueles vacíos”, señala la economista Claudia Curiel.
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