El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, calificó este domingo la situación de los indígenas yanomamis de “genocidio” y “crimen premeditado”, del que responsabilizó de forma implícita a la Administración de Jair Bolsonaro (2019-2022).
“Más que una crisis humanitaria, lo que vi en Roraima fue un genocidio. Un crimen premeditado contra los yanomamis, cometido por un Gobierno insensible al sufrimiento del pueblo brasileño”, indicó el mandatario progresista en sus redes sociales.
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Lula viajó el sábado al estado amazónico de Roraima, fronterizo con Venezuela, para conocer in situ el grave estado en el que se encuentra el pueblo yanomami, que sufre numerosos casos de desnutrición infantil y cuadros graves de enfermedades consideradas evitables.
En el marco de esa visita, el Gobierno ordenó la apertura de una investigación por un posible delito de “genocidio” contra dicha etnia, según anunció el ministro de Justicia, Flávio Dino.
“Hay fuertes indicios de un delito de genocidio y será investigado por la Policía Federal”, indicó Dino, quien acompañó a Lula a Roraima.
El Gobierno ha declarado “emergencia sanitaria” de “importancia nacional” en la tierra indígena Yanomami, que es la más grande de Brasil con cerca de 10 millones de hectáreas, ante la “desasistencia” de los últimos años, según alegó.
Este domingo, anunció que acelerará los trámites para contratar más médicos que atiendan de manera “permanente” a los yanomamis, así como a otros pueblos originarios del país.
El Ministerio de los Pueblos Indígenas estima que “al menos 570″ menores yanomamis fallecieron en los últimos años “por contaminación de mercurio, desnutrición y hambre”.
Según la cartera, 99 yanomamis de entre 1 y 4 años de edad murieron apenas en 2022 como consecuencia de desnutrición, neumonías o diarreas vinculadas con el “avance de la minería ilegal en la región”, que contamina ríos y destruye la selva.
Las aldeas sufren además brotes de malaria y la violencia de los mineros ilegales, que se estiman en más de 20.000 en la tierra indígena Yanomami, situada entre los estados de Amazonas y Roraima.
Durante su gestión, Bolsonaro recortó el presupuesto de los órganos que combaten los delitos medioambientales y defendió la explotación de minerales y madera en las reservas indígenas.
Sin responder directamente a Lula, el líder ultraderechista tachó las acusaciones del nuevo Gobierno de “farsa de la izquierda”, en un mensaje publicado en sus redes sociales que acompañó con una serie de medidas que dice que tomó durante su mandato para preservar la salud de los indígenas.
El ahora exgobernante se encuentra actualmente en Estados Unidos, adonde viajó el pasado 30 de diciembre, dos días antes de terminar su mandato, sin previsión oficial de vuelta a Brasil.
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