Un muñeco que representa al ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva vestido de presidiario volvió a ser el domingo uno de los símbolos de las protestas en las que miles de brasileños exigieron la destitución de la mandataria Dilma Rousseff.
El muñeco es conocido como "Pixuleco", una palabra que, según la Policía, fue acuñada por la red de corrupción desmantelada en la estatal petrolera de Brasil, Petrobras, y se refería a las millonarias coimas que se repartían los políticos y empresarios implicados en ese asunto.
El muñeco de Lula lleva un traje a rayas horizontales blancas y negras y en su dorso figura el número 13, que identifica al código electoral del Partido de los Trabajadores (PT), que el ex presidente fundó en 1980 y es uno de los más salpicados por la corrupción petrolera.
También tiene estampado el número 171, que en Brasil alude a una la ley que castiga los fraudes contra el erario público, como los cometidos por los políticos y empresarios que participaron en la red de corrupción en la petrolera Petrobras.
#Pixuleco pic.twitter.com/Z7NYN1oKBR
— FORTISAGRO.COM (@FORTISAGRO) 13 de marzo de 2016
El "Lula preso" es inflable y tiene versiones que van desde los 30 centímetros, que los manifestantes levantan como espadas con sus manos, hasta unas de siete metros de altura, que en otras protestas provocaron conflictos y llegaron a ser destrozados por partidarios del ex presidente.
Durante las últimas semanas, la situación judicial de Lula da Silva se ha agravado y la Fiscalía de Sao Paulo ha llegado el punto de solicitar a un tribunal su detención preventiva, por supuestos intentos de obstaculizar las investigaciones.
Antes de eso, el ex presidente, así como varios de sus familiares y allegados, llegaron a ser objeto de allanamientos y operaciones policiales, en las que Lula fue incluso llevado desde su casa hasta una comisaría para prestar declaración.
Lula da Silva asegura ser víctima de una "persecución política" que ha vinculado a la supuesta "conspiración" que, en su tesis, ha desatado la oposición contra Rousseff, quien enfrenta una profunda crisis política y económica y la amenaza de un juicio político en el Parlamento.
Mientras la Justicia decide sobre el pedido de detención preventiva presentado contra Lula, los manifestantes que el domingo tomaron las calles de decenas de ciudades en Brasil exigieron, con sus "Pixulecos" en alto, que la solicitud sea acatada.
Fuente: EFE