El presidente de Brasil, Michel Temer, dijo que la decisión del Senado de permitir que la destituida mandataria Dilma Rousseff mantenga sus derechos políticos es una "pequeña" vergüenza, pero sostuvo que eso no afectaría la estabilidad de su Gobierno.
Temer habló en el marco de una cumbre empresarial en Shanghái, luego de llegar a China el viernes para asistir a la reunión de líderes del G-20 en Hangzhou, su primer evento global tras la destitución esta semana de Dilma Rousseff, de la que fue vicepresidente.
"Por más de 34 años he estado en la vida pública y he seguido constantemente este tipo de pequeñas vergüenzas que se superan rápidamente", dijo a la prensa.
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"Desde el principio siempre he dicho que esperaría con respeto la decisión del Senado. El Senado tomó esa decisión, con o sin razón, pero el Senado tomó esa decisión", agregó.
En una medida inesperada, el Senado de Brasil votó 42-36 para permitir que Dilma Rousseff mantenga el derecho a ocupar cargos públicos, en una ruptura con la ley, que especifica que un presidente destituido pierde esos derechos durante ocho años.
Los activos brasileños operaron en forma volátil tras la destitución de Rousseff, por el temor de los mercados a eventuales divisiones en la coalición de Temer tras la votación del Senado, que puso fin a 13 años de gobierno del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).
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La impugnación a Dilma Rousseff también provocó airadas reacciones de gobiernos izquierdistas de la región. Venezuela, Bolivia y Ecuador retiraron a sus embajadores y Brasil respondió llamando a sus enviados para consultas.
"China tiene una gran confianza en las perspectivas de desarrollo de Brasil, así como confianza en la cooperación entre China y Brasil", dijo el presidente chino, Xi Jinping.
Fuente: AP
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