La entrevista que presentamos a continuación fue publicada el pasado 3 de octubre.
Washington (La Nación de Argentina / GDA)
El 16 de este mes se elegirán nuevos miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, el órgano más importante de la ONU. La Venezuela de Nicolás Maduro cuenta con el respaldo casi unánime de la región para quedarse con el asiento que la Argentina ocupará hasta el 31 de diciembre. Esa posibilidad genera controversia entre quienes defienden los derechos humanos, que la ven como poco menos que una burla al sistema de garantías.
Director de la División para América de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco es una de esas voces críticas. En diálogo con LA NACION, no sólo afirma que Venezuela no merece estar allí y que su promoción para el Consejo de Seguridad es un riesgo, sino que denuncia la "banalización" de la democracia y de la lucha por los derechos humanos en los gobiernos de la región -entre ellos, el argentino- que apoyan esa propuesta.
¿Por qué son importantes los derechos humanos en el Consejo de Seguridad?
Es el órgano más poderoso del sistema de las Naciones Unidas. Sus decisiones son vinculantes, puede autorizar sanciones, misiones de paz e intervenciones militares. Pero su misión principal es mantener la paz, lo que incluye abordar situaciones graves de violaciones de derechos humanos. Es indispensable que sus miembros actúen sin doble rasero.
¿Qué antecedentes tiene Venezuela en ese terreno?
Venezuela está en manos de un gobierno autocrático. El Poder Judicial se ha transformado en un apéndice del Ejecutivo. Más del 80% de los jueces no tienen estabilidad en sus cargos y pueden ser destituidos de la noche a la mañana, sin debido proceso, por el Tribunal Supremo de Justicia, que rechaza el principio de separación de poderes y sostiene que su misión es defender el socialismo bolivariano. Así es muy difícil proteger los derechos humanos, pues como resultado de años de erosión de las garantías fundamentales hoy no existe en Venezuela ninguna institución democrática independiente capaz de frenar los abusos de poder del gobierno de Maduro.
¿Qué puede decirse en concreto en materia de respeto por las libertades públicas?
En cuanto a la libertad de expresión y asociación, la acumulación de poder en el Ejecutivo ha permitido que el gobierno intimide, censure y enjuicie a sus críticos, obligando a periodistas y defensores de derechos humanos a autocensurarse, por el riesgo que significa publicar información u opiniones críticas del gobierno. En particular, este año las fuerzas de seguridad detuvieron y maltrataron brutalmente a miles de manifestantes opositores al gobierno, en algunos casos cometiendo actos de tortura claramente documentados. Al día de hoy no hay ningún sancionado por estos graves hechos.
Así y todo, es candidata al Consejo de Seguridad.
Los antecedentes de Venezuela en la materia son deplorables. Es algo que los gobiernos latinoamericanos que creen en la democracia y los derechos humanos deberían tener en cuenta. Aunque si fuera sólo por esto, habría una larga lista de países que no calificarían. En el caso de Venezuela no es solamente eso. Hay otras dos razones. En primer lugar, es un gobierno que rechaza sistemáticamente la protección internacional de los derechos humanos de sus ciudadanos. Ha llegado, incluso, a denunciar el principal tratado de derechos humanos regional y a bloquear el acceso a la Corte Interamericana. Tampoco ha permitido en la última década el ingreso al país de organismos de derechos humanos por considerarlo una injerencia en sus asuntos internos. En segundo término, y esto no es menor, desde aquellas instituciones internacionales en las que Venezuela ha participado, ha ejercido su poder para proteger a los peores violadores de derechos humanos del planeta.
Usted dijo que las democracias latinoamericanas deberían tener en cuenta estos antecedentes. ¿Eso ocurrió?
Para nada. Resulta decepcionante que la negociación para apoyar la candidatura de Venezuela se haya dado este año, justamente en medio de la peor crisis de derechos humanos del país en muchísimos años. Esta decisión me parece una enorme irresponsabilidad de los gobiernos de la región, aunque no me sorprende dada la banalización que se ha ido imponiendo en los últimos años frente a los compromisos colectivos de defensa de la democracia, los derechos humanos, la independencia del Poder Judicial y la libertad de expresión, entre otros valores universales.
¿Cuál sería el aporte de Venezuela al Consejo de Seguridad?
La conducta de Venezuela en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU nos permite anticipar cuál será la posición de Maduro en el Consejo de Seguridad. Venezuela votó en contra de resoluciones que condenaban atrocidades en Corea del Norte, Siria, Irán, Sri Lanka, Belarús y Ucrania. Esta práctica descalifica al país como un candidato responsable y serio a una instancia internacional que tiene la responsabilidad de enfrentar conflictos, así como decidir cómo deben castigarse violaciones masivas y crisis humanitarias en todo el mundo.