Lula da Silva, ex presidente de Brasil, se pronunció tras la condena de 9 años de prisión determinada por el juez Sergio Moro. (Foto: AFP)
Lula da Silva, ex presidente de Brasil, se pronunció tras la condena de 9 años de prisión determinada por el juez Sergio Moro. (Foto: AFP)
Redacción EC

fue condenado el miércoles a nueve años y medio de cárcel por cargos de corrupción, en el primero de cinco procesos que enfrenta vinculados a una gigantesca trama de sobornos. Sin embargo, permanecerá libre hasta que se confirme la condena en segunda instancia.

El ex presidente de Brasil se pronunció este jueves desde la sede del Partido de los Trabajadores y dijo que la condena no fue contra él sino contra proyecto político.

"Si alguien piensa que con esta sentencia me retiraron del juego, debe saber que sigo en el juego".

El ex presidente también criticó duramente el dictamen del juez federal Sergio Moro, asegurando que no cuenta con evidencias en su contra. "No sé cómo alguien logra escribir 300 páginas sin decir absolutamente nada sobre las pruebas que debería mostrar. La única prueba que existe en este proceso es la de mi inocencia", aseguró.

En ese sentido, lamentó que la base de la sentencia sea las delaciones premiadas de otros ejecutivos. "Este proceso prueba mi inocencia. Si alguien tiene prueba, por favor dígala. Mándenla a la prensa. Yo quedaría más feliz si fuese condenado por pruebas. Desafío a mis enemigos, sobre todo a los dueños de los medios, a que presenten una única prueba contra mí", insistió.

"Todavía no lo había pedido, pero quiero pedir al Partido de los Trabajadores que postulen mi candidatura a la Presidencia", arengó, entre aplausos de sus seguidores, antes de realizar bromas sobre su buen ánimo.

En cuanto al juez federal, Lula señaló: "Moro deberá rendirle cuentas a la historia. Ella dirá quién estaba en lo correcto y quién estaba errado".

El fallo es una dura derrota para Lula, que seguirá en libertad mientras espera la apelación, y un serio revés a sus aspiraciones políticas.

El veredicto representa además la condena de más alto perfil hasta ahora en el marco de la Operación Lava Jato (Lavado de Autos) que, desde hace más de tres años, investiga un vasto sistema de corrupción en los más altos niveles del empresariado y el gobierno, que dejó a Brasil sumido en un caos político.

El juez Sérgio Moro encontró culpable a Lula de aceptar 3,7 millones de reales (1,2 millones de dólares) en sobornos de la firma de ingeniería OAS SA. Fiscales dicen que con el dinero la empresa remodeló un departamento en la playa para el político a cambio de su ayuda para obtener contratos con la estatal Petrobras.

Fiscales federales han acusado a Lula, que asumió el primero de sus dos mandatos en 2003, de liderar una extensa trama de corrupción que fue descubierta en una investigación sobre sobornos en torno a Petrobras.

Cristiano Zanin Martins, uno de los abogados de Lula, dijo que apelarán la sentencia y que la evidencia presentada por el expresidente fue ignorada.

Lula fue el primer presidente brasileño proveniente de la clase trabajadora y continúa siendo muy popular entre los electores a seis años de haber dejado el poder con un 83 por ciento de aprobación.

El exlíder sindical cosechó admiración en todo el mundo por las transformadoras políticas sociales que llevó adelante y que ayudaron a reducir la fuerte desigualdad en la mayor economía latinoamericana. El expresidente estadounidense Barack Obama una vez declaró que Lula era el político más popular sobre la Tierra.

La senadora Gleisi Hoffmann, presidenta del Partido de los Trabajadores de Lula, arremetió contra el juez Moro afirmando que el exmandatario fue condenado para evitar que compita por la presidencia. Agregó que la agrupación protestará por el fallo y se mostró confiada en que será revertido en la apelación.

El real brasileño y la Bolsa de Sao Paulo subieron con fuerza tras conocerse el fallo de Moro. Los inversionistas temen que otra presidencia de Lula signifique el retorno de una política económica más dirigida por el Estado y menos amigable con el mercado.

Lula quedaría impedido de ejercer cargos públicos si el fallo es confirmado en una corte de apelaciones, en un proceso que puede extenderse por al menos ocho meses. Si es marginado, analistas políticos dicen que la izquierda brasileña quedaría sumida en el desorden, forzada a reconstruirse y a encontrar un líder que pueda surgir pese a la inmensa sombra de Lula.

Fuente: Agencias
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