El apellido Cousteau es sinónimo de aventura, expediciones, pero sobre todo agua, muchísima agua. El explorador Jacques Cousteau revolucionó el mundo del buceo y conquistó los mares a bordo de su legendario barco Calypso. Junto a él, viajaba Jean-Michel, uno de sus dos hijos y quien ha dedicado su vida a seguir el legado del padre. Hace unos días, como parte de un programa que lleva adelante junto a Aqua Expeditions, Cousteau estuvo navegando en el río Amazonas.
—¿Cuándo buceó por primera vez?
Tenía 7 años y fue con mis padres y mi hermano Philippe. En esa época aún no había certificaciones, mi padre las inventaría años después. Pero recuerdo que todas las semanas íbamos a bucear al sur de Francia. Estábamos tan emocionados que queríamos hablar bajo el agua y mi padre tenía que ponernos el dispositivo de oxígeno rápidamente. Yo nunca sentí miedo bajo el agua. Nunca.
—Pero con algún peligro se habrá tenido que enfrentar...
Cuando buceas en el Amazonas, por ejemplo, te topas con cocodrilos, tortugas, serpientes y otros animales. Ellos nunca te atacarán, básicamente porque si abren la boca se ahogarán. Y si estás en el Amazonas, lo mejor de estar bajo el agua es que evitas los mosquitos [risas]. Pero me encanta, por eso en 1982 o 1983 pasé 20 meses en el Amazonas y hace 10 años pasé cerca de 10 meses.
—¿En qué ha cambiado el Amazonas?
El bosque está siendo talado y grandes zonas quemadas. En otra parte de la selva vemos campamentos mineros que son muy peligrosos por el mercurio que utilizan; la gente está siendo envenenada. Yo grabé uno de esos campamentos en Brasil, y cuando regresé a EE.UU. con mi equipo teníamos mercurio en la sangre, tuvimos que seguir un tratamiento para eliminarlo. Por Dios, todo eso por oro, hay otras formas de hacer dinero.
—Su padre dijo una vez: “Un ambientalista no se preocupa por las plantas y los animales, sino por el futuro de la humanidad”.
Él era un explorador, vio cosas que muy pocas personas habían podido ver, y algo que siempre decía era que uno protege lo que ama. Ahora yo puedo decir que protegemos lo que entendemos. Y apenas conocemos el 10% de lo que hay en los mares. Por eso siento que mi misión es educar sobre lo que hay. Y es un momento emocionante porque ahora todos generamos información, todos estamos conectados, eso nos ayuda.
—El año pasado se estrenó “L’Odysee”, donde cuentan la historia de su padre basada en su libro.
Sí, intenté ayudarlos, pero no pude hacerlo tanto como quise. Puedo decir que la interpretación de mi padre estuvo bien, la de mi madre muy bien pero la de Albert Falco, el jefe de expedición, fue muy pobre. Pero siento que tuvo mucho de Hollywood.
—¿Cómo fue crecer en medio del océano?
Muy emocionante, pero no al nivel de Hollywood [risas]. Mi hermano y yo teníamos que ir a la escuela y estábamos bajo el cuidado de nuestra abuela, pero en cada vacación nos enviaba donde el Calypso. Pero nunca terminas de aprender y conocer todo lo que hay, me gustaría saber todo lo que sé ahora y tener 30 años menos. Pero bueno, tendré que vivir hasta los 107 para poder celebrar mis 100 años como buzo. Hace poco pasó algo curioso con eso…
—Cuéntenos…
Me llamó un colega de mi padre y me dijo que quería celebrar su cumpleaños 93 conmigo, quería bucear en el mismo lugar donde lo hizo por primera vez con mi padre. Fuimos, buceamos y al salir le dije que me gustaría repetirlo cuando tenga 100 años. Él me respondió: “Jean-Michel, puede que no estés vivo para entonces” [risas]. Nosotros estamos preservados en sal.
—¿Cuál es el primer recuerdo que se le viene a la mente con su padre?
Estábamos en la orilla del Amazonas, en Brasil, y vimos que la gente tenía a algunas nutrias enjauladas, mi padre decidió tomar una de ellas con la idea de liberarla al terminar la expedición. Se llamaba Cacha y vivió con nosotros en el barco. Teníamos a un amigo, era un técnico, y cada vez que yo iba a dormir él clavaba mis zapatos en el piso. Cuando me levantaba no podía ponérmelos [risas]. Un día decidí vengarme, pusimos a Cacha en su habitación y tras el almuerzo él fue a tomar una siesta. Salió asustado gracias a Cacha [risas]. Al final de la expedición, la liberamos y mi padre volteó a verme para decirme: “Jean-Michel, solo protegemos lo que amamos”. Recuerdo otro momento en el que íbamos a Nueva York, estaba sentado junto a él y el camarógrafo que viajaba con nosotros –y siempre espiaba– registró cuando mi padre volteó hacia mí para decirme: “Jean-Michel, tú llevarás la flama de mi fe”. Eso es un gran honor para mí, por eso nunca he parado.
—¿Cómo era su padre detrás del personaje que todos conocimos?
Era una persona dura, un oficial de la Marina y estaba rodeado de gente maravillosa. Pero mi madre, quien decidió viajar con mi padre a bordo del Calypso, era la verdadera jefa. La tripulación le decía ‘La Guardiana del Barco’. Era una mujer asombrosa que lamentablemente murió muy joven debido al cáncer. Ella decía que tenía 25 hijos, todos los que iban a bordo del barco. Y nadie podía subir si no era bajo su autorización.
—¿Cuál es la imagen que aún sueña con registrar?
Me siento muy privilegiado por haber podido viajar por todo el planeta. Pero estoy lejos de conocerlo todo, eso es una buena excusa para seguir viajando. Por eso, cuando la gente me pregunta cuál fue mi mejor expedición le digo que es la siguiente.
—¿Qué recuerdo le trae el Perú?
Tras terminar mi carrera como arquitecto y realizar el servicio militar, fui a trabajar a Madagascar. Estuve cerca de dos años ahí hasta que recibí una llamada de mi padre. Me dijo que nunca había ido al Océano Índico y que ahora se dirigía para allá porque uno de los accesos al Mediterráneo estaba cerrado. Bordeamos África y mi padre decidió que en lugar de ir al Mediterráneo cruzáramos el Atlántico. Llegamos al Caribe, cruzamos el canal de Panamá y luego bajamos a Lima, donde estuvimos buceando. Luego decidimos ir al lago Titicaca. ¡Fue fascinante!
***
Ficha del personaje
Jean-Michel Cousteau
Arquitecto, explorador, ambientalista y documentalista
Nací hace 79 años en la ciudad francesa de Toulón. Soy hijo de Jacques Cousteau y Simone Melchior. Soy padre de Fabien y Céline. Actualmente presido la Ocean Futures Society.