Todos estamos aprendiendo, por Aldo Ventura
Todos estamos aprendiendo, por Aldo Ventura

La polarización alrededor del currículo nacional llegó a niveles asombrosos, de forma que no se podía dialogar de manera constructiva. Todos hemos visto a amigos que estimamos acusando a los otros de ideologizados y con una agenda oscura detrás, sea por conservadores o por liberales. Parecía que a nadie le entraban balas y se posicionaban detrás de sus convicciones, sin reconocer nada de lo que los otros tuvieran que decir. 

Por un lado, el tono de los reclamos se volvió recalcitrante por aclarar los términos, con exabruptos condenatorios fuera de lugar, y por otro, no ayudaron ciertas actitudes de superioridad moral/intelectual que insistían en la ignorancia de los oponentes encasillándolos en un estereotipo conservador intolerante. 

Sea como fuere, de una manera u otra, estamos en otra etapa. El Ministerio de Educación ha producido algunas aclaraciones de manera concreta y oficial. Así, ha definido el concepto de ‘género’ como “roles y conductas atribuidos por diferentes sociedades y culturas a hombres y mujeres, entendidos desde una dimensión sociocultural, y no solamente biológica”. 

Esta idea de ‘género’ resulta muy útil para lidiar con situaciones de discriminación con respecto a los roles sociales de hombres y mujeres. Es semejante a la idea que maneja la Organización Mundial de la Salud que señala, entre otros postulados, que “las diferencias entre las mujeres y los hombres definidas socialmente no constituyen, en sí mismas, un problema, salvo cuando limitan las oportunidades […] y, por consiguiente, provocan discriminación y desigualdades […]”, lo cual apunta al desempeño igualitario de las diversas actividades humanas y a la igualdad de oportunidades. 

Si bien la Real Academia Española ubica ‘género’ en otra categoría (que alude a “grupo” de personas), ambas definiciones se complementan con miras a una sana reflexión y cuestionamiento positivo de las situaciones de inequidad en nuestra sociedad, lo que resulta muy pertinente para promover la igualdad de oportunidades en el país. 

Lo que nos debe llamar la atención del resultado de este proceso es que supone un lugar común. Conservadores y liberales estamos de acuerdo con la igualdad de derechos y oportunidades para todos, sin discriminación. Al margen de que la manera por la cual hemos llegado a este punto no haya sido la mejor y de que aún existan temas por tratar, aprovechemos el punto en el que todos estamos de acuerdo y trabajemos juntos en esto. 

Ante la adversidad, hemos coincidido en una sola fuerza. Que no sea un eslogan pasajero, sino una actitud permanente. Las crisis y los momentos difíciles nos dan la oportunidad de crecer. Es hora de bajar el tono de la discusión y las barreras que hemos levantado para darnos cuenta de que todos necesitamos aprender a convivir y a respetarnos. Saquemos lo positivo y luchemos por traer paz y avanzar en un sano diálogo democrático. 

El otro día me enviaron la cita de un autor norteamericano que me llamó mucho la atención y creo que viene a cuento: 
“Nuestra cultura ha acentuado dos grandes mentiras: 
• La primera es que si uno está en desacuerdo con el estilo de vida de alguien más, usted o les teme o los odia. 
• La segunda es que para amar a alguien significa que usted está de acuerdo con todo lo que creen o hacen. 
Las dos no tienen sentido. Usted no tiene que comprometer sus convicciones para ser compasivo”. 

Seamos compasivos, escuchemos con respeto y digamos lo que tengamos que decir, en un diálogo constructivo.