El Dakar y los Panamericanos, por Arturo Woodman
El Dakar y los Panamericanos, por Arturo Woodman
Arturo Woodman P.

El famoso y fascinante evento automovilístico Dakar se llevó a cabo por primera vez en el año 1979 en el norte de África. Para su realización, se contó con el esfuerzo de Thierry Sabine y otros organizadores franceses. Sin embargo, a raíz de amenazas terroristas, en el año 2009 el Dakar se trasladó a Sudamérica. 

Durante los años 2012 y 2013, el Perú fue sede del Dakar y, según se tenía previsto, debió serlo también en el 2016. No obstante, a raíz de la supuesta llegada del fenómeno de El Niño, el Gobierno optó por abstenerse pues supuso que este podría verse comprometido por factores meteorológicos y dispuso, además, que los recursos originalmente destinados para la realización de este evento fueran a los potenciales damnificados. Pero esto no ocurrió y Evo Morales, presidente de Bolivia, aprovechó para proponer a su país como anfitrión y, el año entrante, Bolivia volverá a ser la sede junto con Paraguay. Para la próxima edición, el nuevo Gobierno Peruano tiene la oportunidad de organizarlo nuevamente; y en caso Ecuador o Colombia se integren al evento, el recorrido podría ingresar por el norte de nuestro país. 

Mucho se ha escrito y conversado sobre los beneficios o problemas que el Dakar le ocasiona al país. Lo cierto es que con esta competencia, el flujo turístico que recibiría el Perú sería extraordinario ya que se difundirían nuestros atractivos paisajes, centros de turismo y cultura y nuestras regiones a través de las 1.200 horas de contenido que se transmite en la televisión local e internacional, con un valor que supera fácilmente en 20 a 25 veces lo que el país invierte: 8 millones de dólares. Y no hay que dejar de mencionar la fiesta y el espectáculo deportivo que lo apreciarían de manera gratuita cerca de 2 millones de espectadores. Es la oportunidad perfecta para promocionar otras cualidades y puntos llamativos del Perú.

También servirá para impulsar el programa del nuevo gobierno, que busca inversión en turismo (que generará en este caso hoteles, restaurantes, entre otros), trabajo y divisas. Además, no se puede negar que el Dakar se complementa con nuestro desarrollo gastronómico, por lo que se convertiría en un “socio importante” del país, pues acompañaría el crecimiento económico. 

Y no hay que dejar de lado el punto de vista de los deportistas y aficionados, quienes consideran al Dakar como un deporte apasionante con mucha aceptación y tradición y que por sobre todo promociona las especiales zonas desérticas.  

Eso nos lleva a otro tema importante: la organización que está detrás de Dakar se preocupa en cuidar las zonas reservadas por nuestro Ministerio de Cultura. Después de ocho años de que el evento se realiza en Sudamérica, y habiéndose recorrido cerca de 50 mil kilómetros, nunca se afectaron dichas áreas culturales.

Otro punto interesante a destacar es que en el Perú ya tenemos cerca de 25.000 kilómetros de carreteras, de los cuales más de 13.000 km no están asfaltados. Entonces, esta competencia servirá para hacer un llamado de atención al déficit que se tiene en el Perú en cuanto a infraestructura vial se refiere. Estimo que un interesante y positivo ejemplo similar son los beneficios que nos trajo la organización de la carrera Caminos del Inca, que sirvió para mostrarnos las deficientes trochas que unían a varios pueblos de la sierra y funcionó como incentivo para que las autoridades trabajen en ellas y hasta ahora las sigan mejorando.  

En resumen, Dakar es un importante socio para nuestro desarrollo turístico y deportivo. Debemos aprovechar su retorno en los años 2018 y 2019 para promocionar a nuestro país a través de su amplia transmisión televisiva, del mismo modo, para promocionar al mayor evento deportivo a realizarse en el Perú: los Panamericanos Lima 2019.