Ilustración: Rolando Pinillos
Ilustración: Rolando Pinillos
Alejandro Daly

Desde hace un tiempo asistimos a un debate público sobre la manera en que los alimentos y bebidas procesados deben ser etiquetados para mejorar la información a los consumidores. La Sociedad Nacional de Industrias (SNI) ha participado en diversas mesas de trabajo del Congreso, así como en medios de prensa donde hemos podido dar nuestra posición. En todas estas oportunidades, de manera transparente y con base en sustento técnico alineado con estándares internacionales, hemos sido claros en especificar nuestra postura.

En las últimas semanas, sin embargo, visto el proyecto para modificar la Ley de Alimentación Saludable debatido en la Comisión de Defensa del Consumidor del Congreso (Codeco), diversas voces vienen atribuyéndonos propuestas que no hemos hecho. En particular, nos referimos al modelo recientemente aprobado en esa comisión congresal. Este mezcla las llamadas guías diarias de alimentación (GDA), que son apoyadas por la industria alrededor del mundo porque informan de manera sencilla la cantidad de energía y nutrientes que contiene una porción de alimentos y bebidas respecto de sus necesidades diarias, con un semáforo aplicado en muy pocos países y cuya efectividad aún no tiene evidencia.

De hecho, en junio de este año, cuando un congresista propuso introducir un semáforo nutricional, similar al que ha sido recientemente aprobado en la Codeco, a través de una entrevista ofrecida al diario “Gestión”, la SNI manifestó que, en su lugar, deberíamos seguir el modelo que usa la mayor parte del mundo desarrollado –que son las GDA–, y no uno aplicado en muy pocos países.

Las GDA que proponemos que sean obligatorias para todas las empresas se aplican actualmente en los 27 países de la Unión Europea y 25 países más, entre ellos, México, Brasil, Argentina y Colombia. Además, han sido aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por la autoridad sanitaria de la Unión Europea y también por el Ministerio de Agricultura de Estados Unidos. Se trata de íconos en la parte frontal de las etiquetas de los productos, en los que se puede saber cuántas calorías, grasas totales, grasas saturadas, sodio o azúcar tiene un producto, y a qué porcentaje de la dieta diaria equivalen; porcentaje que consideramos central, y que la propuesta de la Codeco ha eliminado. También hemos pedido emprender una campaña de educación para entender la información nutricional, y promover hábitos y estilos de vida saludables.

En lo que sí coincidimos con la propuesta de la Codeco es en la necesidad de realizar un estudio que nos muestre qué comemos los peruanos, para identificar evidencia de dónde se encuentran las carencias y excesos de distintas subpoblaciones. Hoy se han copiado los parámetros de Chile para establecer las advertencias, a pesar de que este país tiene una realidad totalmente diferente a la del Perú. En nuestro país se consumen 82 kg per cápita/año de alimentos industrializados, tenemos 47% de anemia y 14,5% de desnutrición infantil; mientras que en Chile se consumen 208 kg per cápita/año, tienen 1,5% de anemia y 2% de desnutrición crónica infantil.

En este marco, esperamos que el Congreso tome una decisión basada en evidencia, que permita llevar información de calidad a los consumidores. Y que los sectores público y privado trabajemos juntos para educar a la ciudadanía en estilos de vida saludable, combatir la anemia, la desnutrición, la obesidad y el sobrepeso. La regulación basada en evidencia es clave, pero la educación es irreemplazable.