México en la era Trump, por Gustavo López Montiel
México en la era Trump, por Gustavo López Montiel

Desde que planteó la posibilidad de ser candidato presidencial en las últimas elecciones estadounidenses, ubicó su discurso con temas que han estado en el imaginario de los electores –como la migración y la seguridad– pero adicionando aspectos como el desempleo, la relación de “desventaja” de su país (en términos comerciales) con otros como China y , y la para dividir la frontera con su vecino del sur. Esta condición no varió durante la campaña y, ya una vez elegido y en funciones, se ha confirmado una era en la que las relaciones entre los gobiernos de México y EE.UU. se han tornado más complejas respecto al pasado. Ante ello cabe preguntarse: ¿qué podemos prever para México en la era Trump?

Un aspecto importante es la relevancia que tiene México para EE.UU., lo que en realidad puede verse desde diversas dimensiones. En términos comerciales, el 82% de las exportaciones mexicanas se concentra en EE.UU., mientras que el 80% de las importaciones a México proviene de su vecino del norte. En dicha relación, la exportación de petróleo a EE.UU. ha disminuido, mientras que la importación de gasolina a México se ha incrementado. Así, no hay duda de que la relación comercial es fundamental, pues el déficit de la balanza comercial que Trump ha señalado con respecto a México se da –en buena medida– porque muchos de los productos manufacturados en territorio mexicano se hacen con partes importadas del norte o que cruzan varias veces la frontera durante su elaboración.

Por ello, diversos actores económicos buscan ampliar los alcances del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, por sus siglas en inglés) –aprovechando las intenciones del presidente estadounidense de comenzar su renegociación– a sectores que antes no estaban presentes, como el comercio electrónico o la consolidación de las reglas de origen y los derechos de autor. Esto no será fácil, pero la integración ha demostrado ser beneficiosa tanto para los productores como para los consumidores de los países miembros. Sin embargo, uno de los activos de México, el petróleo, ha perdido la relevancia que tuvo en la primera negociación, lo que ubica a este país en una posición de desventaja.

Un segundo aspecto tiene que ver con la dimensión política que se asocia a la discusión sobre migración. Si bien los cálculos indican que más de diez millones de mexicanos han traspasado la frontera y viven en EE.UU. –la mayor parte de ellos de manera ilegal–, también es cierto que el número de mexicanos que cruzan ha disminuido, mientras que las deportaciones se han incrementado en los últimos ocho años. Ante ello, el muro representa un objeto discursivo que es eficiente para los estadounidenses, pero no funcional en términos reales, pues en las zonas de mayor cruce ilegal ya existen vallas o muros, e inclusive franjas que cuentan con hasta tres formas de contención. Este aspecto se ha convertido en el más conflictivo, pues implica la demanda para que México , algo que, en sentido estricto, no tiene mecanismos que aseguren su ocurrencia, pero que termina tensando las condiciones en que se dan los otros procesos de negociación entre ambos países.

Finalmente, la percepción de la importancia de México para los estadounidenses se ha visto disminuida en los últimos años. Esto ha llegado a tal grado que hoy las reuniones bilaterales, antes relevantes para ambos presidentes, se han reducido a encuentros cortos, como la primera reunión de Peña Nieto con Barack Obama (de únicamente 15 minutos) o al hecho de que funcionarios del nuevo gobierno trumpista encuentren más relevantes a otros países de América Latina y acudan primero a ellos. Ni qué decir de la encuesta del “New York Times” sobre percepción de aliados o enemigos, publicada en enero pasado, donde México se ubica después del puesto 30 en relevancia como ‘aliado’.

De esta forma, el futuro no es promisorio, pero es factible que en el espacio comercial se actualicen los términos de la relación en un esquema de mutua dependencia económica.