"La oposición en su laberinto", por Jean Maninat
"La oposición en su laberinto", por Jean Maninat
Redacción EC

JEAN MANINAT

Analista internacional

Los 12 de febrero se celebra en Venezuela el Día de la Juventud. Este año, los centros de estudiantes universitarios decidieron realizar una manifestación para protestar en contra de la inseguridad reinante en el país, frente a la cual el gobierno luce desbordado y sin iniciativa. Días antes, un sector de la oposición lanzó una iniciativa denominada La Salida, con el fin de realizar acciones en la calle para propiciar la salida del gobierno por las vías que considera la Constitución: renuncia del presidente, referendo revocatorio o llamar a una constituyente. 

El animador más destacado de la iniciativa es –hoy detenido–, quien llamó a acompañar la marcha estudiantil, y la sociedad civil respondió masivamente. Hasta allí es el guion de algo normal en la vida de todo país democrático, incluso con los brotes de violencia residual que suelen alterar el final de la jornada, cuando los grupos de exaltados hacen de las suyas. 

Solo que el ‘script’ se desarrolla en Venezuela bajo la acción de un gobierno que parece haber perdido el control de la situación dada su total falta de pericia para gestionar la economía, repletar los anaqueles vacíos de los más esenciales productos o de garantizar a sus ciudadanos que cuando se despidan en la mañana de sus seres queridos no les roce la sombra de que pueda ser la última vez que lo hagan gracias al acecho del hampa. 

A partir del 12 de febrero el gobierno ha desatado una ola represiva de una fiereza extrema cuyo objetivo han sido los estudiantes, y que progresivamente se extiende a otros sectores de la población. Los relatos de los jóvenes torturados y mancillados son realmente terribles. Los que perdieron la vida a manos de los grupos paramilitares –que el gobierno llama “colectivos”– o de los cuerpos represivos fueron asesinados a sangre fría con tiros en la cabeza sin que hasta ahora el Ministerio Público haya realizado una investigación con resultados confiables. El material documental recogido perseguirá por el mundo a los autores de la represión.

A mayor indignación, mayor represión ha sido la respuesta del gobierno. Y la ciudadanía opositora está dispuesta a seguir en las calles. Los líderes de la oposición tienen que focalizar los objetivos de la protesta. Su papel es orientar, indicar el camino a seguir, así no sea el que con justa indignación se corea con rabia en las concentraciones. 

ha hecho un llamado a no perder de vista que hay todavía una mitad del país que no está totalmente convencido de las razones opositoras. Sin su concurso, el cambio será una razón moral de profunda justicia, pero no una contundente fuerza política que lo materialice. 

La búsqueda a paso forzado de La Salida o el lento y tedioso trabajo de acumular fuerza social para ser una opción real de cambio: es la disyuntiva que tiene la oposición democrática en el momento. 

Nunca más apropiado el llamado de Antonio Gramsci a compaginar: “el pesimismo de la inteligencia y el optimismo de la voluntad” para desenredar el avance de las opciones políticas. O para decirlo en términos más coloquiales: saber administrar con tino la dosis adecuada de neuronas y testosterona.

¿Cuántas salidas no desembocan en una calle ciega?