La avalancha de lodo y piedras destruyó el primer y segundo piso de esta vivienda. Otras, de un solo nivel, quedaron enterradas. La posta y la escuela pública también están inhabitables.  (Dante Piaggio / El Comercio)
La avalancha de lodo y piedras destruyó el primer y segundo piso de esta vivienda. Otras, de un solo nivel, quedaron enterradas. La posta y la escuela pública también están inhabitables. (Dante Piaggio / El Comercio)
Marcial Blondet

En nuestro país, casi el ochenta por ciento de las familias vive en una inaceptable situación de alto riesgo sísmico. Esto se debe a la combinación de dos factores: viviendas construidas informalmente sin la participación de profesionales calificados y alta probabilidad de que ocurran terremotos en las zonas en las que estas viviendas se encuentran. Si bien muchas familias están conscientes de esta realidad, no tienen los recursos necesarios para reducir el riesgo en que se encuentran.

En un esfuerzo por mitigar esta intolerable situación, el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento creó en el 2014 el programa Bono de Protección de Viviendas Vulnerables a los Riesgos Sísmicos. Este programa consiste en construir una “Zona Segura” en la vivienda de cada familia de escasos recursos aceptada en el programa. En los últimos doce meses, el MVCS ha invertido cerca de 23 millones de soles para ayudar a más de mil cuatrocientas familias de Lima, Callao y Arequipa a reforzar sus viviendas. Si bien este programa representa un avance significativo en el compromiso del Estado para velar por la vida de los ciudadanos, está claro que se trata de un esfuerzo limitado debido al enorme número de viviendas en riesgo y a que es necesario un análisis de cada estructura para determinar la forma más eficaz de protegerla.

Una propuesta a considerar consistiría en realizar un programa de mucho mayor alcance para la protección sísmica de viviendas de familias de escasos recursos. El nuevo programa se realizaría en dos fases: una fase inicial de sensibilización, dirigida a funcionarios del estado y de las municipalidades, y a las familias involucradas, seguida de una fase de capacitación en construcción sismorresistente dirigida principalmente a albañiles, maestros de obra y constructores. (El MVCS ya está planificando trabajar en este sentido).

La participación de las familias en este proceso es crucial, pues la casa representa su inversión más importante y apreciada. Tener la posibilidad de vivir en una casa mejor y más segura será entonces algo que todas las familias valoren y tengan razones para valorar.