Pedro Gamio

La forma eficaz de ganar en competitividad y ser más resilientes frente al cambio climático es avanzar en la transición energética, tal y como lo hacen Uruguay, Alemania, Estados Unidos, Corea del Sur, Japón o Chile. Se trata de una combinación eficiente entre energías renovables no convencionales y gas natural. Debemos reemplazar el diésel en el mercado eléctrico, en el que ha llegado a ser el 20% de la oferta en duros tiempos de estrés hídrico, que hemos vivido hace muy poco y que puede repetirse. Hay urgente necesidad de una nueva oferta eléctrica, a precios competitivos y menos contaminante. La energía solar y eólica son una gran oportunidad. Ya existen los proyectos en marcha; el Estado tiene que hace su parte. Hay barreras regulatorias que superar.

Es urgente aprobar en el pleno del Congreso el dictamen que la Comisión de Energía y Minas ya aprobó, y que abre el camino a la energía solar en el mercado libre de electricidad, donde se ubican los 3.000 grandes consumidores de energía. Hoy no se puede comercializar la energía solar en el mercado de clientes libres. Es la manera de resolver la crisis de falta de oferta que se nos viene muy pronto, y al mismo tiempo abaratar gradualmente la tarifa eléctrica, con menos contaminación.

La minería necesita acreditar menor huella de carbono y costos competitivos. Asimismo, necesitamos más infraestructura de energía solar y eólica, para ser competitivos en el futuro mercado del hidrógeno verde (un combustible limpio, sostenible y con un índice de contaminación cero). La producción de hidrógeno verde de fuentes de energía renovable no convencional y su almacenamiento como amoníaco o como metanol verde es técnicamente factible.

También debemos reemplazar el diésel en los grandes vehículos de transporte de pasajeros y los de carga pesada. Necesitamos un conjunto de medidas articuladas y planeamiento estratégico. La recesión y la subida importante del precio del petróleo, que mayoritariamente importamos, nos llevan a dejar el piloto automático y la inercia. El Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles se ha convertido en un subsidio millonario al diésel y al GLP envasado. Esto no es sostenible. Necesitamos reducir nuestra dependencia del petróleo, GLP y diésel importados.

El costo de la electricidad es la variable más importante para la rentabilidad de la producción de hidrógeno verde, tanto para usos locales como para su exportación a futuros centros de consumo de hidrógeno como la Unión Europea. El Perú no puede estar al margen de esta importante oportunidad de afianzar la transición energética y abrir nuevos mercados. Liberemos el potencial relevante de fuentes renovables de energía a menor costo, para la generación competitiva de electricidad.

Pedro Gamio es exviceministro de Energía y consultor