(Ilustración: Giovanni Tazza)
(Ilustración: Giovanni Tazza)
Rubén Vargas Céspedes

El valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro () es un territorio que, como otras zonas del país, lamentablemente carece de muchos servicios básicos y otras condiciones que permitan su desarrollo. Es un pedazo del Perú ampliamente estigmatizado en el imaginario colectivo limeño y en los medios de comunicación nacionales debido a la presencia de la economía ilegal del y de remanentes terroristas. Sin embargo, para la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (), el Vraem es, ante todo, un territorio heterogéneo que requiere de atención prioritaria por parte del Estado. Para nosotros no es una zona de narcotraficantes o de terroristas, sino un extenso valle con tierras y gente con potencialidades que superan ampliamente sus problemas.

Con este enfoque, y para hacer frente a esta situación, desde la segunda mitad del 2018 trabajamos de la mano con organizaciones sociales, gobiernos regionales y locales del Vraem para, de manera consensuada, construir una estrategia integral de intervención. Probablemente este consenso marque la gran diferencia con otras iniciativas previas dirigidas a esta zona. Esta estrategia, denominada Vraem 2021 y aprobada mediante el Decreto Supremo 102-2018-PCM, tiene como objetivo central que las localidades del valle se constituyan como entornos gobernables en los que predominen las oportunidades de desarrollo social y económico sostenibles para los ciudadanos y sus comunidades con miras al bicentenario.

Asimismo, la Estrategia Vraem 2021 señala a Devida como la institución encargada de ejercer un liderazgo claro para guiar el desarrollo de la zona, y de establecer la focalización del territorio y los criterios para priorizar las acciones en el mismo. Así, por ejemplo, a partir de la cartera de inversiones de la Programación Multianual de Inversiones del Estado 2019-2021, se han identificado las inversiones vinculadas a los indicadores priorizados en la estrategia, y se han identificado 322 proyectos con un monto programado de 2.097 millones de soles (sin incluir el Ministerio del Interior ni el Ministerio de Defensa).

Durante más de una década, la presencia del Estado en el valle se ha manifestado principalmente a través de la labor de las fuerzas del orden: soldados que defienden la democracia, y cuyo trabajo reconocemos. Sin embargo, ahora se busca que el Estado tenga una presencia más integral. De esta manera, con un timón firme y sin temor para encarar los fantasmas que sin duda van a aparecer, podríamos superar las precariedades institucionales y de desarrollo existentes en el valle, a través de acciones sustentadas en condiciones básicas de seguridad.

Un aspecto capital en la consecución de estos objetivos es el trabajo con los actores locales: las organizaciones sociales, productoras, gobiernos locales, etc. En tal sentido, desde la aprobación de la estrategia estamos construyendo, sobre la premisa del deslinde claro con el narcotráfico y el , alianzas estratégicas sólidas, por ejemplo con las organizaciones asháninkas del norte del Vraem. Ellas tienen como principal preocupación su integridad territorial, amenazada por la coca ilegal y el narcotráfico. Por otro lado, en la parte central del Vraem, tenemos un compromiso importante con la federación de productores (Fepavraem) y alcaldes. Y en el sur del valle hemos encontrado distritos con muchas ganas de trabajar por su desarrollo, como Anchihuay por ejemplo. Precisamente por ello, el lanzamiento de la estrategia, a cargo del presidente del Consejo de Ministros, fue en este distrito, que queremos se convierta en un polo de desarrollo para toda la zona de Oreja de Perro.

Además, tenemos también alianzas con los gobiernos regionales de Ayacucho y Junín para entrar juntos al Vraem con proyectos productivos, titulación de predios rurales, etc. Hasta hace poco se solía decir que el Vraem era el patio trasero de las regiones. Eso se acabó y es uno de los cambios más significativos que se tiene en el valle.

Finalmente, debemos reconocer que nada de este esfuerzo sería posible sin el decidido apoyo político del presidente Martín Vizcarra. Con él, el equipo de Devida ha asumido el compromiso de contribuir para entregar un Vraem más seguro, gobernable y desarrollado de aquí al bicentenario. Este es el objetivo que compartimos con las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y, en general, con los sectores productivos y los gobiernos subnacionales.