Lo que viene pasando actualmente en el Ministerio de Justicia y la Procuraduría Anticorrupción, es algo sin precedentes y hasta cierto punto desconcertante, sobre todo si se tiene como premisa que el principal objetivo del equipo que encabeza Daniel Figallo, es el de defender al Estado, pero lamentablemente las cosas parecen haberse trastocado en los últimos días.
El elemento desencadenante en toda esta historia, aun sin un final predecible, fue la intempestiva salida del Procurador Anticorrupción Christian Salas de su puesto. Es sabido y público que lo que precipitó que se le aceptase la renuncia fue su posición respecto a la negativa de que el prófugo Martín Belaunde Lossio se acogiera a la colaboración eficaz.
Ahora sabemos, que todo esto, fue mucho más que una simple discrepancia entre dos profesionales, hoy nos enteramos que uno de los principales interesados en que se de esta figura a favor del ex operador humalista, era nada menos que el ministro de Justicia Daniel Figallo.
Ante las revelaciones de los últimos días, conviene preguntarse, ¿qué llevaron a Daniel Figallo a tener este especial interés por la situación judicial de un prófugo tan notorio?
¿No sabe acaso el ministro, que su función, como abogado del Estado, es precisamente preservar los intereses de este y no la de ningún caso en particular?.
Sería bueno, que el ministro aclare cuáles fueron los motivos para expresar este especial interés en un caso donde se encuentra comprometido un personaje, que si no fuera por la cercanìa que en su momento tuvo con la pareja presidencial, no sería objeto de tanta suspicacia.
Guardando las inmensas distancias, la declaración de ayer en ‘Sin Peros en la Lengua’ de la Procuradoria Yeny Vilcatoma, nos recordó la que hace 14 años diera Sonia Medina (actual procuradura antidrogas), que en una entrevista televisiva con Jaime de Althaus, acusó públicamente al otrora todo poderoso juez Alejandro Rodríguez Medrano de manejar el Poder Judicial de la mano de Vladimiro Montesinos.
Comparaciones aparte, Vilcatoma ayer no se guardó nada y además grabó una conversación que tuvo con el ministro, la que resultó clave para conocer detalles de esta historia. Independientemente de las consideraciones éticas que supone este tipo de acciones, gracias a estas revelaciones es que se tiene ahora un panorama un poco más claro de cómo han venido ocurriendo los hechos.
Y Vilcatoma, sabe de lo que habla. Ella, fue la primera en investigar la corrupción en Áncash, ella –según testimonio revelado ayer a Milagros Leiva--, recogió el testimonio del desaparecido Ezequiel Nolasco, quien fue precisamente asesinado por la mafia que operaba en Áncash. Es por eso que la doctora Vilcatoma afirma en todos los tonos que Belaunde Lossio no puede ser colaborador eficaz, poque sería una de las cabezas de la organización que gobernó impunemente Áncash en los últimos años.
Pero el caso Belaunde Lossio, pareciera que tiene muchas más aristas que sus fechorías en Áncash y ‘La Centralita’. Sus negocios con el Estado y el verdadero papel que cumplió en la campaña del 2006, podrían explicar muchas cosas. Quizás, es por eso el afán y el interés que el prófugo se acoja a una figura que no le corresponde.
Ojalá que en los próximos días, este engorroso asunto, que podria ir más allá de Figallo, se aclare. Parece que esta vez, no bastará con remover al ministro de su cargo.
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Daniel Figallo ahora dice que Martín Belaunde Lossio no puede ser colaborador ►http://t.co/T5sWxKBQz5 pic.twitter.com/NSzDfB2tFA
— Política El Comercio (@Politica_ECpe) diciembre 8, 2014