Federico Salazar

Los actos violentos que detuvieron al país no corresponden a una revolución social. No ha sido la injusticia ni la postergación de los pueblos lo que los motivó. Han sido el latrocinio y la corrupción.

La injusticia y la postergación existen, pero no eran el objetivo de golpistas ni de violentos. Ellos buscaban el poder absoluto y el robo a través del gobierno.

Las banderas de nueva Constitución y asamblea constituyente fueron izadas, durante el gobierno anterior, no por justicieros, sino por ladrones inescrupulosos y ambiciosos.

El hallazgo de US$71.950 y S/33.570 debajo del colchón del congresista José Arriola Tueros, de Acción Popular, refuerza la tesis fiscal sobre ‘’ en el Congreso.

Se llamaba ‘Los Niños’ al grupo de congresistas que habría recibido beneficios económicos para apoyar a . Hoy se investiga a miembros de la bancada de Acción Popular, del Bloque Magisterial, de Podemos Perú, de Perú Libre y congresistas no agrupados, así como exministros.

No se trata de casos aislados. Los investigados habrían coordinado con Pedro Castillo. Votarían para defender a quien les daría dinero u otras ventajas económicas.

El golpe de Estado de Castillo adquiere, así, una nueva luz. No se trataba de la justicia social ni del rescate de los más pobres. Los fajos de billetes bajo la cama de Arriola revelan que se trataría de la alianza de los más corruptos y los más ladrones.

¿Asamblea constituyente? ¿Golpe de Estado? Ahora sabemos que estuvieron asociados a la captura del poder para robar.

Pedro Castillo sería un ladrón, no un maestro-campesino. No solo un ladrón, sino también un estafador. Habría usado la figura de la revolución para, principalmente, cooptar el poder y apropiarse del dinero público.

Lo de Castillo es peor que lo de otros ladrones que hemos tenido en el poder. Él y sus aliados se dedicaron a soliviantar a la gente verdaderamente postergada. Los violentistas, junto con él, buscaron paralizar al país y provocar la respuesta represiva al extremo de la muerte de inocentes.

Esa es la táctica de los extremistas. Provocar que el otro dispare, para ver si hay muertos. Con los féretros se agencian el apoyo de los deudos, de las familias destruidas, de los pueblos enlutados.

La novedad de Pedro Castillo y sus aliados es la del arte de robar combinado con el arte de incendiar. ¡Asamblea constituyente para llenar bajo los colchones fajos de dinero tramposo y mal habido!

Los ataques a la prensa y a las instituciones como la fiscalía estaban en boca de Castillo. También, en el grito incendiario de los violentistas.

Los violentos solo han bajado sus decibeles. Saltarán en cualquier momento. Solo procesos impecables y céleres en la justicia podrán desarmarlos y atraparlos, si es posible.

La viabilidad del país depende de ello. Los cómplices en la maniobra de crear “ríos de sangre” deben caer presos.

No debemos dejar que los recursos públicos vayan a parar bajo los colchones. Debe usarse, bajo el imperio de la ley, en los más necesitados y para beneficio de los pueblos abandonados.

El brazo violento de la revolución de Castillo sirvió al robo y a la violencia. No nos dejemos engañar.

Nota: El artículo de la semana pasada consignó S/13 millones como pérdidas del país debidas al ciclón. Debió consignarse S/13 mil millones. Me disculpo por el error.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Federico Salazar es periodista